El mayor evento editorial en español, la Feria de Guadalajara, México, ha escogido para sus 25 años a un número igual de escritores poco conocidos que estima escribirán la literatura latinoamericana del siglo XXI, una generación que se independizó en el auge del llamado “boom” regional.
Los más jóvenes, el chileno Francisco Díaz Klaassen y el nicargüense Ulises Juárez Polanco, nacieron en 1984 -apenas dos años después que Gabriel García Márquez, una de las figuras del “boom latinoamericano”, obtuviera el premio Nobel- y mientras el dictador Augusto Pinochet y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) gobernaban sus respectivos países.
El proyecto “Los 25 secretos mejor guardados de América Latina” fue diseñado para buscar un intercambio entre esta amplia lista de autores -de entre 27 y 50 años- que tienen nichos de lectores en sus países pero son, con excepciones, poco conocidos en el exterior, señalan los organizadores.
Para los organizadores, ellos representan un continente que dice hablar el mismo idioma, pero que no se lee entre sí.
Durante varios meses un grupo de asesores encabezado por los escritores Sergio Ramírez y Gonzalo Celorio, con el apoyo del Centro Regional para el fomento del Libro en América Latina (Cerlac) consultaron colegas, libreros, editores independientes, críticos y revistas especializadas, para hacer una preselección inicial.
“Un comité de lectores ha hecho la selección final, con el resultado de este grupo de autores que han escogido la escritura como forma de vida y que representan la visión literaria de 15 países”, explica el director de la Feria Raúl Padilla.
La mayoría son tímidos y están poco acostumbrados a que los focos y las grabadoras se posen sobre ellos y así lo mostraron la noche del domingo cuando los primeros cinco fueron presentados en un diálogo público. Leyeron fragmentos de sus obras y hablaron poco.
Su actitud parca, contrastó con el fluido diálogo que poco antes en el mismo recinto sostuvieron los premios Nobel de 2009 y 2010, la alemana Herta Müller y el peruano Mario Vargas Llosa, que por casi dos horas mantuvieron la atención de un auditorio colmado, al contar como la literatura fue su tabla de salvación cuando en sus países campeaban regímenes comunistas o dictaduras militares.
Quizá es porque huyen de la notoriedad.
“No creo en las misiones, en los salvadores o en los héroes. Me dan miedo o risa”, comentó la argentina Fernanda Garcia Lao (Mendoza, 1966), quien junto al costarricense Carlos Cortés (San José, 1962), el chileno Díaz Klaassen, el peruano Enrique Planas (Lima, 1970) y la mexicana Daniela Tarazona (Ciudad de México, 1975), conformaron la primera tanda de presentados.
A lo largo de la semana habrá otros cinco encuentros cada uno de cinco integrantes de la lista en el marco de la Feria, que concluye el 4 de diciembre.
El propósito es que entren en contacto entre sí; con los lectores -unos 600 000 visitantes espera la feria- y también, claro, con las casas editoriales, pues 1 900 de ellas de 42 países están representadas en Guadalajara.
“Se trata de los más talentosos y representativos genios de la literatura joven emergente que participarán en cinco mesas sucesivas para entrar en contacto con el público”, añadió Padilla.
Para muchos, como el ecuatoriano Eduardo Varas (Guayaquil, 1979) el haber sido escogido no es importante en sí. “Espero que sean mis libros hechos y las historias que he escrito, las que se beneficien. Yo no importo mucho en ese contexto”, dice.
Haber sido seleccionada es una “oportunidad tan elogiosa como sui generis. Es una apuesta y nadie apuesta para perder”, señala sonriendo la boliviana Giovanna Rivero (Santa Cruz, 1972).