En el patio norte del Centro Cultural Metropolitano (CCM) hay algunas piezas de madera, esculturas grandes y pequeñas dispuestas en el espacio de tal forma que uno puede ‘pasear’ entre ellas. Se trata de las creaciones de Gabriel García Karolys, uno de los escultores ecuatorianos con más experiencia y trabajo en este material.
En la avenida Naciones Unidas, en la Plaza de San Martín, en el Parque El Ejido y en otros lugares de la ciudad se pueden observar las piezas monumentales del escultor guarandeño, discípulo de Leonardo Tejada. Sus trabajos han sido siempre un homenaje a la Naturaleza. Y la muestra titulada ‘Del Rayo que Fulmina’ no es la excepción; las obras estarán en el CCM hasta el 28 de octubre.
Un ciprés y dos pinos que se erguían secos durante ya cinco años en el barrio de San Juan, en Quito, luego de ser fulminados por un rayo fueron el detonante de esta obra. Además de la compañía de algún borracho y del “abrazo de uno que otro espíritu”, estaban abandonados. Karolys decidió darles vida, transformarlos en soles, en objetos cavernarios, en una bota de fuego, en instrumentos inútiles, en árboles’ o en cactus.
Entre la madera tallada, se juntan a veces piedras de río y hierro forjado. Es el caso de ‘Portal del Río’, en cuyo umbral se suspenden dos piedras, unidas una a otra por láminas finas de hierro que en conjunto dan una idea de armonía. La línea recta en ‘Instrumentos inútiles’; la espiral en el caso de ‘Sol’; lo irregular en ‘Bota de Fuego’; o las sinuosidades de ‘Infinito’ son los testimonios concretos del talento y la sensibilidad del artista de 60 años de edad.
Para el crítico de arte Lenin Oña el trabajo de García Karolys “supera la forma, y refleja el espíritu del creador”.
Esta es una más de la larga lista de muestras individuales que ha realizado el escultor, desde 1978. Pero su historia comenzó mucho antes, cuando de niño jugaba alrededor de las bateas de madera donde se fermentaba el guarapo que se produce en los alrededores rurales de su Guaranda natal.