Pipo Pescador, el Sapo Pepe, Horacio González, Osvaldo Bayer y Zulma Faiad tienen, desde luego, perfiles bien diferentes, pero este fin de semana compartieron su espacio y su tiempo en la renovada y repleta Feria del Libro de Buenos Aires.
Por ejemplo, la jornada sabatina fue casi inabarcable para los que aman estar en todos los eventos que se ofrecen en la Rural. Para empezar, abrió a las 14:00 y cerró pasada la 01:00 de ayer; hubo homenajes a la inolvidable María Elena Walsh y a David Viñas.
Buenos Aires fue declarada Capital Mundial del Libro y se celebró la Noche de la Ciudad. Por la noche, simpatizantes kirchneristas e intelectuales de Carta Abierta, que pidieron el pabellón Jorge Luis Borges -donde disertó el jueves el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa- expresaron su rechazo al escritor peruano.
Así fue como los devotos del oficialismo devolvieron la afrenta que, para ellos, representó la llegada del Nobel a la Argentina.
Ante una sala colmada -una concurrencia similar a la registrada con Vargas Llosa – hablaron Osvaldo Bayer, Sandra Russo, Federico Luppi, Vicente Battista y Teresa Parodi, entre otros.
Bayer sugirió que Vargas Llosa se fuera a su país, “al que abandonó para ser europeo y que tantas miserias tiene” y luego preguntó: “¿Ese es el liberalismo que quiere?”. Seguidamente, Luppi también se refirió a Vargas Llosa y señaló que “el mundo es mucho más pobre con el liberalismo”.
Ya desde temprano, y aprovechando la presentación del libro ‘Kirchnerismo : una controversia cultural’, de Horacio González, algunos militantes entregaron panfletos a la gente para convocar al acto de la cultura argentina, a las 21:00. Varias horas antes se instruyó además a varios simpatizantes de Carta Abierta para que fueran a Plaza Italia a promocionarlo. El panfleto, que tenía el título de ‘Próceres populares o neoliberalismo: la disputa por el futuro’, decía, a modo de invitación: “Un panel representativo de las múltiples miradas, siente el compromiso de manifestarse frente a la disyuntiva respecto de la cual la intelectualidad argentina no desea ni puede ser neutral, como no lo fueron Rodolfo Walsh, Haroldo Conti. Ocasión propicia, además, para decirles a los señoritos de la derecha mundial, que por estos días se reúnen en Buenos Aires que hay en la Argentina una cultura que resiste y resistirá junto al pueblo cualquier intento de restauración conservadora”.
Pero eso fue solo una parte del día. El homenaje a María Elena Walsh, por parte del ministro de Cultura Hernán Lombardi, tuvo tanta emoción como público infantil abrigado por madres y padres que crecieron con sus canciones. Afuera, en la plaza Italia, Sandra Mihanovich, Julia Zenko, Jairo, Pedro Aznar, Raúl Lavié y Bahiano ofrecieron un recital teñido de calidez y nostalgia.
En otro sector, la escritora de novela romántica Florencia Bonelli se hartó de firmar ejemplares de su libro ‘Caballo de fuego’, y Bernardo Stamateas rompió su propio récord con su libro ‘Quererme más. Ideas prácticas para sanar y fortalecer la autoestima’ . Es decir, amor y autoayuda siguen siendo de los temas que más venden.
Porque, justamente, lo que tiene la Feria del Libro es la capacidad de aglutinar a todos los públicos, desde los escuchadores profesionales de presentaciones de libros, hasta las tribus de Buenos Aires hermanadas en la búsqueda de la nueva literatura juvenil, libros sobre ángeles caídos, que reemplazan a los vampiros crepusculares de años anteriores. Y mientras afuera hacía calor las editoriales no dejaban de vender.