‘El escritor murió acompañado de su familia, despidiéndose de una forma serena y plácida” rezaba la noticia de la fundación José Saramago, en su portal web, el viernes pasado. Su transición hacia la muerte se dio de una forma serena y plácida como la satisfacción que produce su lectura, el ritmo cadencioso de su narrativa caracterizada por el uso de la metáfora y un lenguaje ligado a lo barroco. Sin embargo, esa serenidad se deconstruye en cuanto la reflexión, presente en el tratamiento de sus temáticas, abisma al lector. La perspectiva crítica de Saramago hacia la sociedad cuestiona y acusa. “Leer a Saramago es enfrentarnos con nosotros mismos -como individuos y como colectivo-, es contemplar el caos que nos envuelve, el egoísmo que nos aplasta, la soledad que va más allá de la presencia física de otros seres junto a nosotros”, señala Paola Carvajal, profesora de lenguaje y correctora de estilo. Ella considera que no es fácil leer a Saramago, no solo por el particular uso (o no uso) que hace de la puntuación o por otras particularidades de estilo que varían en sus obras. En cuanto a ese estilo, Esteban Touma, profesor de Literatura del colegio Tomás Moro, de Quito, además del desarrollo en los diálogos, también repara en la utilización de la puntuación constante, Su uso – considera – es para enfatizar las sensaciones de los personajes. “Lo fundamental es una especie de lentitud. Sabe cuándo detenerse y detener al lector en momentos específicos de la obra”, dice. En otro punto, Touma considera que sus narradores generalmente son fríos y no muy activos dentro de la historia. Él califica a ‘El Evangelio según Jesucristo’ como una belleza de libro, pues transforma al personaje mítico en un ser humano.En ese libro el escritor ecuatoriano Raúl Pérez Torres lee la necesidad de volver al corazón del hombre desde un mundo desarticulado; mientras que en ‘Ensayo sobre la ceguera’ halla un simbolismo de la ceguera de los países para con el humanismo. Junto a su visión extraordinaria, desde el punto de vista ideológico, y sus posibilidades de escritura, Pérez Torres considera que el estilo de Saramago refleja el mejor barroco, con una mezcla de ficción y realidad.Una mezcla que el escritor portugués hizo presente al recordar a su coterráneo Fernando Pessoa, en ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’, donde se hace referencia a uno de los heterónimos del poeta luso. Asimismo, ficción y realidad se juntan en Saramago a través de la historia del hombre y de su país. Así se demuestra en ‘El cerco de Lisboa’ o ‘La balsa de Piedra’. El comunismo, el pacifismo y el ateísmo defendidos por Saramago conformaron una constante en el tratamiento de las temáticas para sus creaciones literarias (narrativa, poesía y teatro). En reconocimiento a ello y a su valor para la literatura universal, tras su muerte se escucharon las reacciones de escritores, intelectuales y políticos. En lo referente a la escritura de Saramago, las declaraciones destacaban la imaginación del escritor, el manejo sutil de la ironía y su nivel de compromiso político.