El proyecto de un monumento. Un monumento hecho pintura. Y esta pintura transformada, con una gota de humor negro, en una crítica a las construcciones políticas. Si como política se entiende manipular los hechos para así llegar a un público.
La obra Monumento para países estancados en la ideología, del artista Juan Carlos León, es una de las siete visiones que comprenden la muestra ‘Espacios Posibles’, donde el espacio puede ser un lugar, un paisaje, público o privado, una idea’
La exhibición se realiza en la galería NoMínimo, ubicada en la Plaza Nova (vía a Samborondón), en el norte de Guayaquil. La idea de este espacio cultural, que se inauguró recién a inicios de octubre, es promover artistas emergentes, y formar un público más crítico en su relación con el arte.
“En esta exposición queremos -explica Pily Estrada, curadora de la muestra- juntar diferentes maneras de entender los espacios. Por ejemplo, una de las obras expuestas crea una flor de hierro forjado que crece entre las grietas de la regeneración urbana, ”.
La obra descrita pertenece al colectivo Las brujas. Se llama ‘Ritual del renacer’. Es una crítica al crecimiento urbano. Al aumento del cemento y el hierro, jugando, con la parábola de la flor de hierro, con una visión sobre la falta de espacios verdes. O al menos, esta es una de las tantas interpretaciones que se pueden hacer.
Otros trabajos, como la fotografía Promises, de Vicente Muñoz, juega con elementos típicos de una campaña electoral, con las aspiraciones de la gente común, que vive en sitios marginales.
“No todos los artistas de esta muestra son nuevos. Hay algunos, como Chay Velasco, Ricardo Bohórquez o Juan Carlos León que ya tienen recorrido”, señala Eliana Hidalgo, quien junto a Estrada son las directoras de NoMínimo.
Para el próximo año tienen planeado mantener exhibiciones:, una cada dos meses. El próximo 5 de enero arrancará una exposición nueva bajo la curaduría de Óscar Santillán.
También se dictan talleres sobre arte, cuyo costo es de USD 170, por 16 horas que se pueden dividir en ocho o cuatro semanas.
En el caso de mi obra, dice Juan Carlos León, hablo de espacios que tienen que ver con la construcción de lógicas públicas. “Lo político siempre está implícito en lo que he venido trabajando, con un humor negro. Es imposible no ser un ente político”.
En el trabajo de León se reflejan muchos elementos industriales y tecnológicos.
Otros trabajos, como los óleos de Romina Muñoz, hablan de espacios más relacionados a lugares. Fernando Falconí, en cambio, se dirige más al espacio visto como un paisaje volcánico.