La gente que estuvo en el Teatro Sucre el miércoles en la noche asistió al milagro que logró que lo inanimado cobre vida. Fue un milagro que ocurrió en ocho actos… en medio de las risas y el asombro de los asistentes .
Con destreza y humor, los miembros del Teatro de Marionetas de Jiangsu se lucieron. La función, que comenzó en el perfecto silencio y quietud de un teatro, terminó–una hora después– en sesión de fotos del público con artistas y marionetas en los pasillos.
El ‘Baile de la Diosa Chang’ dio inicio a un espectáculo de esos que dejan dibujada una sonrisa en el rostro de quien lo ve.
Las enormes mangas de colores en movimiento de la Diosa marcaron el preludio de una noche que invitó a creer en imposibles. No solo pasaba con los más pequeños, cuyas voces y risas daban alegría a la sala, sino en los adultos que de alguna manera veían materializarse en el escenario sus sueños infantiles. Magia pura.
El trazo impecable sobre el papel, a cargo de la marioneta que imita al famoso pintor chino Banqiao dejó en claro dos cosas: primero, las marionetas pueden dibujar; segundo, el talento de Xu Hong –directora del Teatro de Jiangsu y quien maneja las marionetas más elaboradas– parece no tener límites. Su virtuosismo se vio en cada una de sus apariciones; por ejemplo, en la habilidad con la cual manejaba con las manos una marioneta mientras con sus piernas devolvía las lanzas con borlas –acrobacia propia del kung-fu– a sus compañeros.
También hubo espacio para la risa, más que nada en la escena ‘Ping-pong’ en la cual un elefante y un mono apelaron a un humor básico y tierno. Este y ‘El perezoso y las moscas’ fueron los actos que los niños disfrutaron más.
Antes de despedirse, Xu Hong regaló al público una visión inolvidable: una marioneta cambiándose 10 o más veces de máscara, ante el asombro de todos y sin que nadie sepa cómo…