Ninguna de las dos existe. No tienen nombres, ni documentos de identificación que den cuenta de si son casadas, de si su sexo es “femenino heterosexual, femenino homosexual o femenino transgénero”; o de si tienen un título universitario. Están en un aeropuerto y una de ellas espera la salida de su vuelo, de su vía escape. Mientras aguarda, los recuerdos le provocan culpa, angustia y vacío.
María Beatriz Vergara funge de azafata en este periplo y Valentina Pacheco le presta su voz y cuerpo a la mujer sola y alterada por el abandono de su esposo, “un chino pintor”. Juntas desarrollan ‘8 x quién’, una obra del grupo Zero no Zero, cuya dramaturgia y dirección son crédito de Vergara.
En esta puesta en escena -que se estrenó el 21 de enero en el Teatro Variedades y que continuará su temporada en la sala del grupo, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana-, los cuestionamientos le apuntan al éxito, su relación con la búsqueda de la felicidad y los elementos que, supuestamente, están al alcance para lograrlo.
En el texto hay, en definitiva, cabida para las inquietudes existenciales. Se escucha, entonces, en la provocativa voz de la azafata (que a ratos es voz interior, consejo de madre, telefonista de línea caliente, entre otras) una sentencia que transparenta su estado de desolación: “prefiero saber que estoy parada en la misma mierda, a no saber en dónde estoy”.
Cuatro basureros metálicos unidos por una cinta roja delimitan el espacio en el escenario. A ratos, la proyección de una luz violeta, sumada al sonido de una cinta rebobinando, introduce al espectador en los capítulos pasados de la vida de ‘B’ Cortés (Pacheco). La iluminación también es una pauta para observar los movimientos coreográficos, que fueron un aporte de Josie Cáceres.
‘B’ tampoco es una gran mujer, porque para serlo debe estar en uno de los dos polos: ser una víctima o ser “la libertadora de un libertador”. ‘8 x quien’ provoca risas, pero también reflexiones.