La 13ª edición de la ‘Documenta’ de Kassel, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes del mundo, que se inauguró ayer, hace el elogio de la confusión, rechazando todo prejuicio y asumiendo el riesgo de desconcertar a muchos.
La ‘Documenta’, que se lleva a cabo cada cinco años en Kassel (Alemania), abarca a 150 artistas de 55 países y un centenar de participantes de disciplinas variadas como la literatura, el cine, la economía, el activismo político, feminista o ecológico; la física, la biología e incluso la zoología.
La exposición, que cerrará sus puertas el 16 de septiembre, tiene todas las posibilidades de ser un gran éxito popular, según su directora artística Carolyn Christov-Bakargiev. La edición anterior atrajo a más de 750 000 visitantes; ahora se espera algo igual.
Las obras y los actos están diseminados en sitios diferentes de la ciudad, en sus museos, pero también en su parque barroco, el Karlsaue, así como en cines, almacenes o antiguos salones de baile.
La ‘Documenta’ se descentraliza también al organizar por primera vez eventos en Banff (Canadá), en El Cairo y Alejandría (Egipto), y en Afganistán.