Aunque lucen solitarios y adentro se siente el intenso frío de la Sierra Centro, tres museos guardan piezas de la cultura e identidad de Cotopaxi, Bolívar y Chimborazo. La mama cuchara, las piedras de moler, la vaca loca y los sombreros, son algunas de las más de ochenta artesanías que se encuentran en el Museo de Arte Popular en la Casa de la Cultura de Latacunga.En el espacio, que se ubica en el centro de la capital cotopaxense, se mantiene parte de la identidad cultural de la provincia. Así, en las paredes blancas del museo, están colgadas las máscaras que se utilizan para las fiestas de ‘La Mama Negra’. Parte del lugar está destinado exclusivamente a estas fiestas populares, pues para Edmundo Rivera, presidente de la Casa de la Cultura Núcleo Cotopaxi, esas celebraciones son el corazón de su cultura. “Con ellas, el ciudadano se identifica y los turistas pueden apreciar nuestra forma de vivir y de pensar”. El piso de ladrillo y las gradas de madera dan la apariencia de una construcción antigua. Según recuentos históricos, la edificación data desde 1676 de la mano de los jesuitas. Pero ha tenido modificaciones hasta llegar a pertenecer a la Casa de la Cultura en 1967.Tras pasar por una puerta de madera está el museo arqueológico que contiene cientos de objetos de las culturas ancestrales. Panzaleo, Tuncahuán, Inca, Jama Coaque… reposan en 12 estanterías cubiertas de vidrio. Casi ocultada por el graderío, está una pintura de la Virgen de Monserrat con dos niños, un arte poco común, dice Rivera. Las tolbas de los Molinos de Monserrat son otro de sus atractivos, pues estos se usaron en 1600 como una forma de preparar los granos para la comida. En el sótano del espacio cultural, bajo arcos empedrados, están los molinos. El olor a humedad es penetrante y los aparatos se mantienen casi intactos. Así de conservadas se aprecian las máquinas de escribir y las imprentas que se usaban en el siglo XIX por los moradores de la ‘Ciudad de las siete colinas’. A 2 850 metros de altura está el Museo del Indio Guaranga. Allí, en una especie de redondel se pueden observar los objetos arqueológicos pero también históricos de la capital de Bolívar. Las armas usadas en la Independencia de la ciudad tienen un espacio especial. También hay fotografías de la época colonial y los comienzos de la republicana. Para Marisol Arellano, administradora, es una forma de contar a la gente cómo era la vida en aquel tiempo, “la lucha de los ancestros y las reliquias que para ellos eran muy importantes”. En un recorrido, que dura entre 12 y 15 minutos, la guía se detiene en cada uno de los 20 cubículos para explicar a los visitantes cuál es la historia de su pueblo y de su gente. Dentro de uno de los ventanales está el árbol del Guarango, que significa mil. “A su alrededor se reunía el Gran Consejo de Indias”, explica Arellano mientras la familia Salazar visita el centro cultural. Por media hora miraron asombrados las artesanías y las reliquias que permacecen allí desde 1987. En el centro de la ‘cuna de los Puruhá’ está el Centro Cultural que es parte del Museo del Banco Central. En ese sitio de Riobamba hay arqueología y arte colonial en pintura. Un espacio especial se guarda para la cultura Puruhá (700 d.C. 1534 d.C.). Con un montaje de la forma de vida de esa época, el museo expone al hombre y a la mujer puruhá, su forma de vida, vestimenta y costumbres. El espacio está dentro de la sala de arqueología que contiene piezas, vasijas y esculturas de otras culturas ancestrales. En las columnas laterales están detalladas las explicaciones para los visitantes.María Isabel Santos, una de las guías del museo, dice que en las salas se muestran los artefactos que usaban los ancestros de la provincia para subsistir; “así las personas, sean turistas o no, conocen más y se acercan más a las raíces de nuestra tierra”. Armas, adornos culturales, tupos, adornos faciales, metalurgias son parte de la exposición que también se conserva en estanterías de vidrio. Más, en una sala contigua hay una colección de pintura de la época colonial.Los cuadros y las reliquias en los tres museos tratan de mantenerse con protecciones y plásticos que los guías colocan al salir.