La Feria Internacional de Libro de Quito es un espacio para la charla amena: siempre aparece alguien dispuesto a hablar de literatura, de la sociedad, de cómo somos y cómo nos vemos. Un lugar en medio de los estands de las editoriales expositoras o una mesa al aire libre y con café son sitios donde la palabra florece para la discusión sana y la confidencia.
Los lectores andan y andan, también los poetas y narradores. Están los libros y al fondo del galpón principal están tres auditorios, donde se conversa sobre diversos temas –además de las letras, la política entra ahí-. El primer día de Feria recibió sin mucha gente a los primeros conferencistas, pero a medida que la tarde avanzaba, más público participaba de los conversatorios.
En el auditorio, las palabras de los expositores se mezclaban con las del ponente de la sala contigua y con el aplauso, con la risa, con el ruido y con la señal de radio de los guardias. Entonces el poeta chileno Raúl Zurita leía –con fuerza telúrica y lúdica- sus poemas, y en medio del texto interrumpía un pitido, antecedente de un “positivo… copiado” y del silencio malhadado del poeta.
Lo mismo sucedió con el mexicano Xavier Velasco, que locuaz y genial movió a la audiencia hacia la risa y el desparpajo, entre las anécdotas del rock y la literatura, de su infancia y su adultez, siempre intenso. Pero coincidió que mientras él hablaba, en el auditorio de al lado, Pedro Delgado –el mismo de las noticias recientes sobre el caso Duzac- disertaba sobre el Feriado Bancario y aunque uno buscaba concentrarse en la literatura y la vida de Velasco, el murmullo de la debacle económica distraía.
A las 19:00, del viernes se anunció el acto inaugural. Una sala llena, con gente de pie y algunos ‘ilustres’ en las primeras filas.
El orden del día presentó primero a Jenny Londoño, con un discurso sobre la participación de la mujer en la política ecuatoriana, una enumeración de nombres y porcentajes, que entre las cifras contenía un inciso de carácter ideológico y de campaña política, pero del libro, nada.
Londoño habló en representación de la delegación de escritores ecuatorianos -¿qué pensarían ellos ante tal representación?-, entonces leía que ahora las alumnas son más inteligentes que los alumnos universitarios, que las mujeres tienen poca participación en las ferias del libro y menos en publicaciones institucionales, y así hasta concluir en el brillo mesiánico de este Gobierno y su líder. Como suele suceder en el auditorio, hubo quien ante cada mención de la Revolución Ciudadana respondía con un aplauso y un ¡bravo!
A las palabras de Londoño siguió un cauto y agradecido Raúl Zurita, pero también las ministras fijas de este tipo de eventos: Érika Sylva y María Fernanda Espinosa, la última contenta porque este Gobierno está lleno de escritores e intelectuales. Ellas “queridas” como se tratan, hablaron de una sociedad patriarcal, de las identidades, de la memoria, contra las hegemonías culturales y las élites antinacionalistas.
Finalizada la noche, la Feria quedó abierta –se espera- a que los lectores lleguen y participen, discutan, reflexionen y critiquen. La parte literaria se presta para eso, más aún cuando ya no habrá discursos de por medio, eso quedó para la noche inaugural.
Agenda
Hoy, a las 19:00, se presenta un grupo de baile flamenco.
A las 18:00 hay un recital poético donde participarán Vladimir Herrera, Paúl Puma, Pedro Gil, entre otros.
A las 17:00 habrá la presentación del libro ‘Rondando a J.J.’