El corazón de Saint-Exupéry y lo curioso de 'El Principito'

Portada del 'El principito' de Antoine Saint-Exupéry

Portada del 'El principito' de Antoine Saint-Exupéry

Era 1940, la Segunda Guerra Mundial arrasaba a Europa y Francia era ocupada por los alemanes. Algunos franceses lograron escapar y se exiliaron en otros países, como el piloto Antoine de Saint-Exupéry, quien llegó a Nueva York (EE. UU.) junto con Consuelo, su esposa.

Allí, durante un par de años, la pareja llevó una vida tranquila, hasta su regreso a Francia y la muerte del piloto, en un accidente aéreo en 1944.

Como en julio se cumplirán 70 años del fallecimiento de Saint-Exupéry, el Museo Librería Morgan, en Nueva York, inaugurará este viernes la exposiciónThe Little Prince: A New York Story’, (cuya traducción sería algo así como El Principito: una historia de Nueva York), que revelará detalles curiosos y poco conocidos sobre la creación de El Principito.

Uno de ellos es que el libro se escribió en dicha ciudad, como se da a entender con la marca de agua de algunos manuscritos que serán exhibidos, en donde se lee ‘Fidelity Onion Skin. Made in U.S.A.’.

Si bien la vida no le alcanzó a Saint-Exupéry para ver el impacto que tiene su obra en niños y adultos, algo que sí pudo hacer fue entregarle a su amiga Silvia Hamilton –periodista neoyorquina y quien durante su estadía se convirtió en una de sus grandes amigas– los manuscritos y esbozos de su obra.

También les dio un par de copias a sus amigos, entre ellos Stephen, hijo de Hamilton, en donde le escribió: “Para Stephen, a quien ya le he hablado de El Principito y quien probablemente será su amigo”. Esta es la primera vez que se exhibirá esta versión del libro.

Precisamente, el punto central de la exposición radica en los pormenores y curiosidades que se esconden tras la historia de este particular personaje, que se embarca en un viaje interestelar en el que se cuestiona sobre la vida y lo que representan la niñez y el ser adulto.

Pocas veces se puede conocer lo que está detrás del proceso creativo de un escritor. En este caso, la guerra que sacudió a Europa lo afectó profundamente, lo cual se evidencia en uno de los pasajes que finalmente descartó: “En una estrella alguien ha perdido a un amigo, en otra, otro está herido, en otra, hay alguien en guerra”.

También se exhibirán artefactos, cartas personales en préstamo de museos en Francia y Estados Unidos, y el brazalete que llevaba consigo el piloto cuando su avión se accidentó y que luego fue encontrado por un pescador en su red para atrapar peces.

“La muestra permite ver el momento creativo de Saint-Exupéry y ser testigos de su trabajo en Nueva York, además de su lucha con la enormidad de eventos que afectaban a Francia y al mundo en general, mientras encontraba cómo completar este relato, que continúa siendo igual de mágico a como lo fue hace 70 años”, afirma William M. Griswold, director de la Librería Museo Morgan.

Otro dato curioso tiene que ver con una de las líneas más famosas del libro, “l’essentiel est invisible pour les yeux” (lo esencial es invisible a los ojos), que tuvo 15 versiones diferentes antes de llegar a esta. O la dieta vegetariana de El Principito, que tampoco se publicó.

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