Mariana Robles es la ‘Schumacher’ de la pintura. Es como un rayo. Cuando sus compañeros van por el primer cuadro, ella ya va por el tercero. Estudia en el horario nocturno del Colegio Municipal de Bellas Artes Juan José Plaza, ubicado donde antiguamente funcionaba una plaza de toros, en el sur de Guayaquil. Robles tiene 63 años, está casada y quiere vivir deprisa. “No tengo mucho tiempo”, especula mientras hace un ademán para peinarse un poco y salir guapa en las fotos.
Lo que muestra, en la exposición que el colegio presentó por su aniversario número 40, es un óleo que representa de manera surrealista la variedad de suelos que posee el Ecuador. Combina elementos paradigmáticos de la Costa, la Sierra, el Oriente y la Región Insular. En su cuadro, los nevados se mezclan con las playas; los bosques amazónicos con el ganado interandino; las tortugas galapagueñas con los riachuelos del continente …
De noche también estudia Bruno Guamán. Cursa el sexto curso. Él aborda en uno de sus cuadros la obsesión por lucir bello y el surgimiento de las cirugías estéticas. Por eso dibujó a una mujer que, frente a un espejo, se estira con unas pinzas la piel de su rostro, de manera dolorosa. Esto en un intento de borrar las heridas de su edad.
También está el trabajo de Carla Falconez: es un retrato de un niño que trabaja en las minas. Dibujó al infante con sombrero, el rostro mugroso y una mirada inteligente. Está rodeado de herramientas de trabajo y en una cueva.
Ángel Izurieta, de 25 años, dibujó a un cisne con pico de saxofón. Unas partituras musicales flotan en un gran lago. Al fondo parecen difuminarse unos nevados. Teresa Yagual, de 47 años, en cambio realizó un cuadro con tema social: pintó a una niña desnuda, sentada en su casa sin baldosas, con colchones en el piso y rasgaduras en las paredes; carga un plato hondo con arroz y una muñeca de trapo.
En el horario nocturno del colegio se concentran 70 alumnos. Muchos de ellos casados, con hijos, nietos y hasta con una profesión de tercer nivel. Regresan a la secundaria, como si se tratase de una deuda pendiente, para estudiar arte. De allí salen con el título de bachilleres en Artes plásticas.
En la mañana, en cambio, estudian 380 alumnos y por lo general son menores de edad. El 15 de abril de 1941, la institución fue inaugurada; funcionaba como Escuela Municipal de Bellas Artes. Por entonces se entregaba únicamente el título de Profesor en Artes Plásticas. En 1972, una ordenanza municipal convirtió al plantel en el Colegio Municipal de Bellas Artes Juan José Plaza.
De esta institución han salido artistas como Luis Miranda, quien luego de graduarse obtuvo una beca de la Unesco para continuar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Roma. A su regreso al país, ganó varios premios. En 1976 obtuvo el Salón de Julio y el Salón de Octubre. En 1978 se adjudicó el Premio Nacional de Pintura del Banco Central. En 1984 la Municipalidad de Guayaquil le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Artístico. Actualmente, a sus 70 años, fijó su residencia en Chanduy (Santa Elena), donde retrata la vida de los pescadores locales.
También se han graduado en la institución artistas de la talla de Francisco Artete, Luis Peñaherrera y Luis Lara. Según Fátima Ampuero, rectora de la institución, el colegio se ha visto perjudicado por la medida del bachillerato unificado. Si antes tenían 24 horas semanales destinadas a materias de arte, ahora únicamente 10. Las han tenido que equiparar con otras como física, química y educación física. “Nos ha perjudicado hasta en la calidad de los trabajos”, dice Ampuero. Así, Luis Chávez, profesor de dibujo artístico, se ha visto obligado a reducir horas de práctica artística.