Viene del quichua chala. El Diccionario de Ecuatorianismos del académico Carlos Joaquín Córdova señala que se trata de un cuencanismo que significa espigueo, rebusco, recogimiento de papas, mies, etc. que los trabajadores agrícolas, especialmente las mujeres, se apropian durante la faena de cosechas. Cita como segunda acepción que, por extensión, se llama así a la pequeña porción del fruto de una cosecha que se ofrece en obsequio a un pariente o amigo. Es una palabra muy usada por la gente del campo. Las personas que recogen los productos en cosecha se llaman chaladores, por lo general son mujeres y niños.
Esta es la adaptación propuesta por el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) para la voz inglesa ‘catering’, mediante la cual nos referimos al servicio de suministro de comidas y bebidas a los aviones, a los trenes, colegios, empresas, etcétera. Es invariable en plural el/los cáterin.
En esta columna habíamos advertido sobre el mal uso del vocablo ‘aperturar’, que se utiliza con frecuencia como sinónimo de abrir una cuenta en un banco, ya sea corriente o de ahorros. Algo similar ocurre con ‘recepcionar’ que, a pesar de su frecuencia en el lenguaje administrativo y periodístico, se trata de un neologismo superfluo, pues no aporta novedades con respecto al verbo tradicional recibir, anota el DPD. Ejemplo incorrecto: ‘En la central telefónica se recepcionan hasta 90 o 100 llamadas todos los días laborables’. Ejemplo correcto: ‘En la central telefónica se reciben hasta 90 o 100 llamadas todos los días’.
Mire aquí más Laberintos del Lenguaje