Chailly busca los sonidos originales

Director de Orquesta del Año, 2012.    Riccardo Chailly recibió el premio de parte de ECHO; dirige la Orquesta de Leipzig.

Director de Orquesta del Año, 2012. Riccardo Chailly recibió el premio de parte de ECHO; dirige la Orquesta de Leipzig.

Comenzó a dirigir siendo muy joven, pero Riccardo Chailly, que cumple el 20 de febrero los 60, aún no se siente preparado para realizar el que dice es su sueño, grabar el ‘Réquiem’ de Mozart. Mientras tanto, se dedica, “muy poco”, a la ópera y casi en exclusiva a sorprender recuperando el sonido original de grandes como Beethoven o de Verdi.

El italiano (Milán, 1953) dirigirá su última ópera el próximo día 24, hasta mayo de 2015, cuando inaugure en la Scala la Expo con ‘Turandot’. El maestro milanés, director titular de la Orquesta Gewandhaus de Leipzig, está también volcado en otra de sus pasiones: recuperar la forma original en la que se compusieron grandes obras, un proyecto que comenzó con la integral de Beethoven y ahora continúa con ‘Viva Verdi’, con el que celebra el bicentenario del compositor (1813-1901).

El ganador del Premio ECHO 2012 como Director de Orquesta del Año reúne en ese título oberturas, preludios y movimientos de ballet procedentes de algunas de las óperas más famosas del compositor interpretadas por la Filarmónica de la Scala.

Tenía “muy claro” cuáles iban a ser las piezas del disco, una selección de todo lo que grabó, también para Decca, en Londres en los años 80, con las sinfonías de Verdi, combinado con lo que hizo hace 12 años con Riccardo Mutti. Con este CD la Filarmónica y él han cumplido su deseo de registrar las páginas “más populares y amadas” de Verdi, ‘I Vespri Siciliani’, ‘La Traviata’, ‘La Forza del Destino’ o ‘Aida’, entre otras, pero también las “más desconocidas” como ‘Alcira’, “la preparación ideal para La Traviata en muchos elementos”.

La Filarmónica de la Scala, dice, no toca “con la convencional forma que se acostumbra para Verdi, sino con una frescura que es toda una sorpresa musical. En este disco hemos querido la fidelidad al tempo que Verdi escribe y hemos conseguido un carácter interpretativo diferente”.

“Cuando yo grabé hace 20 25 años el Macbeth también lo hice como no es, es decir, más rápido de lo que él lo escribió. Verdi no siempre detalla los cambios en la dinámica o indicaciones de metrónomo, pero cuando los incluye hay que respetarlos”.

Lo que más gana, explica, es la estructura musical porque “sin los excesos que se cometen muchas veces se aprecia que es perfecta. Gana en claridad y eso permite ver su genial concepción y diseño”.

“Al escuchar Viva Verdi, que responde a una idea de celebración, nada que ver con la política de su época, se descubre que una música nacida para la voz y la melodía vocal, para la complejidad teatral y la expresión por la palabra, tiene una vida independiente como música sinfónica”, detalla.

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