Tennessee Williams, el afamado dramaturgo estadounidense, tenía 71 años cuando falleció en un hotel de Nueva York solo, decepcionado, alcohólico y adicto a los medicamentos. Ayer, 26 de marzo, hubiese cumplido 100 años y con motivo de esta efeméride se dispensa a su obra en conjunto el reconocimiento que este escritor moderno no tuvo en vida.
Tres obras tardías ‘The Milk Train Doesn’t Stop Here Anymore’, ‘Vieux Carré’ y ‘Small Craft Warnings’ se están representando ahora en los escenarios de Manhattan. Además se le honrará con exposiciones en Nueva York, Londres y Austin (Texas), así como con un festival literario en Nueva Orleans.
La biblioteca Morgan (en Nueva York) ofrece la oportunidad de ver su diario, que comenzó a escribir en 1955 y en el que relata su deterioro emocional y físico, sus numerosas aventuras sexuales y la mortificante falta de ideas de los últimos años. Una joya es también el manuscrito original de su exitosa ‘Cat On a Hot Tin Roof’ con la escena erótico explosiva entre Big Daddy y su nuera, que fue suprimida poco antes del estreno.
Aunque no eran exactamente autobiográficas, los dramas, novelas y relatos cortos de Williams reflejaron siempre sus temores y sus represiones, el trauma homosexual, cierta tendencia incestuosta hacia su hermana Rose, así como el temor a un hogar roto y la ineludible mojigatería de los estados sureños.
‘Cat on a Hot Tin Roof’ pasó la censura británica tras realizar 31 modificaciones al texto. Williams exploró nuevas vías y se adelantó a su tiempo. Probablemente por ello la respuesta de la crítica y del público fue realmente demoledora. Durante 10 o 15 años (alrededor de los años 50), Williams fue considerado el principal dramaturgo de EE.UU. Con ‘Suddenly, Last Summer’ ganó el Pulitzer.