Sollozando, Piedad Rea recuerda cómo el techo de la vivienda donde habitaba se vino encima.
Las tejas y los troncos apolillados del tejado quedaron tirados en el piso del que fue su hogar, durante 30 años.
“Parecía que el mundo se vino abajo”, resume su desgracia, la mujer, de 75 años.
Un grupo de vecinos de la calle Rocafuerte, en el centro de Ibarra, le da fortaleza. Mientras tanto, Rea amontona una mesa, varias ollas y algunas ropas en la acera. “Solo eso pudo salvar”, se lamenta, frente a la casa 8-21.
El desplome del tejado de una de las casas del centro histórico de Ibarra, el martes último, reactivó el debate respecto al futuro del patrimonio cultural de esta ciudad imbabureña.
Aunque Rea no es una especialista en construcciones sabe que la casa se cayó de vieja, porque nunca le hubo un mantenimiento.
Ramiro Espinosa, presidente del Colegio de Arquitectos de Imbabura, lamenta el deterioro acelerado de estos bienes arquitectónicos. Dice que desde que desapareció el Fondo de Salvamento del Centro Histórico de Ibarra (Fonsalci), por resolución de la actual administración municipal, las casas con valor histórico y patrimonial quedaron desamparadas.
“Ahora ya no hay una institución dedicada exclusivamente a hacer respetar el inventario arquitectónico y urbanístico de Ibarra y Caranqui”, dice.
Pero, Carlos Marroquín, funcionario del Departamento de Planificación del Municipio, asegura que esta dependencia asumió dicho control. “En Planificación, revisamos los anteproyectos para determinar las obras en el Centro Histórico”.
Sea como sea, solo basta recorrer el centro de la capital imbabureña para ver cómo muchas casas tradicionales están a punto de desplomarse.
Eso sucede, por ejemplo, en la esquina de las calles Olmedo y García Moreno. Pero, también en las avs. Sucre, Salinas, Rocafuerte, Grijalva… Pocos, de los 212 inmuebles, 97 conjuntos urbanos y dos equipamientos urbanísticos, inventariados en Ibarra, por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), están en buenas condiciones.
El inventario, realizado entre mayo y junio de 1999, recomendaba recuperar y revalorizar la transcendencia histórica de la ciudad, a través de mantener y conservar su patrimonio.
También advertía que si la población y las autoridades no tomaban conciencia del valor que posee el Centro Histórico, puede ser desplazado por otras construcciones modernas.
El reporte, además, indicaba que esto alteraría la tipología urbana y se perdería el testimonio histórico de la evolución de la ciudad.
Marroquín reconoce que muchas casas de la zona central que tienen una arquitectura post republicana, están deterioradas.
Pero, advierte que eso tiene relación con los altos costos que representa rehabilitar y mantener dichos inmuebles.
“Solamente una intervención de cubierta y tumbado de una casa tradicional cuesta sobre los USD 50 000”. Esa es una de las razones para que muchos propietarios prefieran que se destruyan para, posteriormente, solicitar el derrocamiento y levantar nuevas edificaciones más rentables, manifiesta.
Esa es la tendencia que afecta al 70% de los inmuebles, a pesar que el artículo 18 de la Ley de Patrimonio Cultural, advierte que las casas del Patrimonio Cultural, cuyos dueños permiten su destrucción, pueden ser confiscadas. Lamentablemente, la denominada Incuria no se ha aplicado en Ibarra.
Lo cierto es que la ciudad va perdiendo poco a poco las casas de paredes amplias y techos de teja, que se levantaron tras el terremoto del 16 de agosto de 1868. Ese fenómeno destruyó totalmente la vieja ciudad colonial y dio paso a otra de tipo damero, con calles amplias y casas de una sola planta.
El Colegio de Arquitectos ha planteado la posibilidad de que el Municipio y el INPC financien parte de la recuperación de los inmuebles particulares del patrimonio cultural, como lo han hecho con bienes públicos. Todos coinciden en que sería una buena alternativa.
Con ello se lograría, por ejemplo, que no solamente edificios como el convento del Carmen, el Torreón, el Colegio Teodoro Gómez de la Torre, de Ibarra, que el Ministerio Coordinador de Patrimonio los está rehabilitando, luzcan renovados, sino toda la ciudad.