Ya han pasado poco más de cuarenta años desde que Johannes Dering trabajó en el montaje de la cantata ‘Carmina Burana’. En todo este tiempo no ha olvidado ni un solo detalle de lo que fue formar parte del coro Carl Orff de Marktoberdorf (en el sur de Alemania) que, por cierto, contaba con la asesoría del famoso compositor del siglo XX que daba nombre a la agrupación, quien además es autor de la pieza que ocupa un espacio importante en la vida de Dering.
Como si quisiera preservar la memoria de quien fue su maestro, Dering toma la batuta de ‘Carmina Burana’–75 años después de haber sido estrenada, un 8 de junio de 1937– este fin de semana en una puesta en escena de aproximadamente 400 músicos pertenecientes a seis instituciones de todo el país. Las presentaciones se realizan el sábado 10 y domingo 11, a las 18:00, en la Casa de la Música (Valderrama y Mariana de Jesús).
Estar sobre el podio evoca en Dering una serie de instantes de su época como parte del coro de Marktoberdorf. La cercanía con la composición de Carl Orff impide que Dering logre escoger su pieza favorita dentro de la misma. Dice que es una tarea imposible para él, puesto que “oí hablar mucho de la obra al compositor y eso creó un nexo especial con cada detalle de esta cantata”.
¿Y qué más aprendió Dering de Orff? Dice que él le enseñó a “mirar que la música va mucho más allá de lo intelectual y su principal propósito es causar una serie de emociones en el espectador”.
En eso enfatiza Dering al momento de enseñar cómo interpretar esta obra. Su idea es que cada uno de los jóvenes y adultos que forman parte de los coros y de la orquesta puedan encontrarse con el rostro de un Carl Orff como el que él tiene en su cabeza: un hombre de pelo cano, vivaz, y que nunca dejó de expresar su confianza en la música como un motor de unión entre las personas de todo credo, opinión y oficio.