Rodrigo Borja saca una botella de agua del minibar del amplio estudio que tiene en su casa de Cumbayá. Viste un calentador y una camiseta deportiva con una escarapela de El Crack. En ese equipo de fútbol debutó a los 14 años.
Borja casi no tiene contacto con la prensa. Eso, a pesar de ser ex residente de la República y de ser el autor de una voluminosa ‘Enciclopedia de la Política’, con 30 000 ejemplares vendidos en Iberoamérica. La publicación de esta obra fue decisiva para su reciente incorporación a la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
A sus 74 años, el fundador de la Izquierda Democrática parece más un atleta retirado que un escritor solitario de enciclopedias.
Todos los días se ejercita durante una hora y media en el gimnasio que adecuó en un cuarto contiguo a su estudio. También participa en eventuales partidos de tenis con los amigos que lo visitan en su encierro entre libros.
Al pie de uno de los sillones de cuero café que adornan su estudio, hay un par de pesas y una faja que utilizan los fisicoculturistas.
“Son herramientas de una terapia para fortalecer los músculos de la espalda”, dice, mientras sirve en vasos su agua mineral.
“Lo primero que se resiente con la edad es la espalda”, explica, con seguridad y esa dicción precisa que le han quedado de sus tiempos de orador y catedrático, su otra pasión.
Lleva 17 años empeñado en un esfuerzo que atemorizaría a equipos enteros de investigadores. Según confiesa, quiere que la posteridad lo recuerde más por su ‘Enciclopedia de la Política’ que por su paso por Carondelet.
“El poder visto desde fuera es muy atractivo, pero visto desde dentro es muy miserable. Es fuente de frustraciones, de incomprensiones y de problemas”.
Una enciclopedia, por definición, intenta agotar los conocimientos que una época ha alcanzado sobre algún tema específico. Hasta ahora, en cuatro ediciones sucesivas, realizadas por el sello mexicano Fondo de Cultura Económica, Borja ha tratado cerca de 2 000 temas, que en total bordean las 8 000 páginas.
En su ‘Enciclopedia’ no figura la entrada Absoluto, pero sí Absolutismo. Borja (doctor en Jurisprudencia por la Universidad Central) explica el origen del término. “La palabra proviene del latin absolutus, que significa desligado, irrestricto, incondicionado, independiente, que es y vale por sí mismo, que no deriva su poder de ninguna fuente superior”.
Eso que parece una descripción del poder político, para Borja alude más bien al conocimiento científico. Le gusta más, dice, conseguir esa independencia del espíritu humano a través de la investigación intelectual, que de la oratoria y los votos.
A los 24 años, 11 antes de fundar su partido, Borja publicó su primer libro al que tituló ‘Tratado de Derecho Político y Constitucional’. Lleva ocho años retirado de la vida pública, cubriéndose los oídos para no escuchar los cantos de sirena del poder. En la década de los noventa trató dos veces de volver a la Presidencia .
Borja se sienta frente al ordenador Mac de última generación, en el cual escribe su ‘Enciclopedia’, solo con los dedos índices.
Detrás del gran ventanal se extiende el valle de Tumbaco. El ex Presidente mira a su alrededor con una sonrisa. Se siente satisfecho de esa casa bella y confortable, levantada en uno de los sectores más exclusivos de Quito.
“Esta casa me la dio mi enciclopedia. Antes vivía en un departamento. La construí para dedicarme exclusivamente a ella”.
Al insistir en la inevitable pregunta de ¿qué opina del país ahora?, sonríe. Usa un elegante sofisma para sacar el cuerpo: “Es imposible contestar esa pregunta sin volver de retorno a la vida política de la que me retiré definitiva, irreversible e irrevocablemente”.
Se estira sobre su silla forrada de cuero y cruza los brazos detrás de la nuca, como celebrando en silencio una victoria. Luego de un momento se incorpora con gesto serio y un poco preocupado.
Son casi las 13:00, la hora de sus ejercicios. De 06:00 a 07:30 y de 13:00 a 14:30 se ejercita en su caminadora y en sus máquinas, frente a una pequeña televisión en la que mira los noticieros.
Por un momento, el enciclopedista y ahora académico de la lengua ha perdido el orden del discurso. Se muestra confuso y dice: “Perdón, perdí la hilaridad”.
Las paredes de su estudio están cubiertas con fotos de momentos memorables. Borja está con el ex presidente francés Francois Mitterrand, con George Bush padre (siente aversión por Bush hijo, a quien lo llama ‘el tontito’), con Carlos Menem, con el Papa Juan Pablo II, con Fidel Castro, etc.
También tiene enmarcados antiguos artículos de prensa en los que aparece muy joven, como miembro de equipos de fútbol, de básquet y de vóley.
En esos testimonios de una vida excepcional, Rodrigo Borja encuentra de nuevo su hilaridad, el hilo de la narrativa desde la que lee el mundo de la política, ese mundo del que se ha retirado.
Ahora está satisfecho en la Academia de la Lengua, un espacio destinado a pocas personas.
HOJA DE VIDA
Rodrigo Borja
Fue presidente del Ecuador entre 1988 y 1992. También fue diputado nacional en tres ocasiones. Fundador del partido Izquierda Democrática.
Es profesor universitario y autor de varios ensayos y libros. Conferencista en universidades internacionales.