Antes del arranque del espectáculo hubo confusión. El personal del Teatro Sánchez Aguilar, dispuesto en las puertas de entrada, arrancó el trozo incorrecto de los tiques, el que contenía los números de los asientos. Muchos espectadores dieron vueltas en el interior del teatro sin saber dónde sentarse.
“Disculpe, en serio disculpe”, fue la respuesta que le dio una integrante del personal a un señor de lentes y canas que reclamó enfurecido por el error cometido.
“Bueno, pero deme un beso en la mejilla”, le pidió el espectador de la tercera edad para reparar la equivocación. El pedido fue concedido. “Ahora otro acá”, volvió a pedir el señor señalando esta vez su otra mejilla.
Pero ocurrió más. El vuelo en el que finalmente viajaron 60 alumnos de una escuela de ballet de Quito, se retrasó. Ellos tenían previsto llegar puntual a Guayaquil exclusivamente para observar el espectáculo ofrecido por los 16 bailarines del Ballet Estatal de Rusia. Llegaron en el intermedio.
El espectáculo, que fue de dos partes, arrancó a las 20:40, cuarenta minutos después de lo que se tenía programado.
En la primera parte se representó extractos de ‘Don Quijote’. La temática pícara de la obra de Miguel de Cervantes obligó a los bailarines a acoplar sus movimientos al ingenio, fantasía y locura del protagonista de la novela.
Las danzas fueron ejecutadas con elegancia y chispeante agilidad para los pasajes humorísticos. La escenografía fue sencilla y sobria a la vez. Únicamente se dispusieron dos pequeñas mesas. En cada una de ellas habían vasos con Bálsamo de Fierabrás, el apreciado licor que se narra en el libro de Cervantes.
Quizás los momentos más brillantes fueron los de las danzas gitanas y el jocoso ‘pas de deux’ (paso de dos) que ejecutaron los intérpretes de Don Quijote (Ivan Zvyagintsev) y de Sancho Panza (Konstantin Telyatnikov).
En la segunda parte hubo oportunidad para más clásicos. Se representaron extractos de ‘El lago de los cisnes’, ‘Arlequinada’, ‘La Bella Durmiente’, ‘Carmen’, ‘Habanera’ y ‘La noche de las Walpurgis’. Viacheslav Gordeev, director general del Ballet Estatal de Rusia, fue fiel al final trágico de ‘El lago de los Cisnes’: los dos amantes lanzándose al lago. Odette (el cisne blanco) fue interpretado por Maya Ivanova y Odilia (el cisne negro) por Ekaterina Loseva.
En cuanto a la escenografía para esta obra, predominó el color ocre para los elegantes salones del palacio. Además se emplearon parajes para los actos del lago.
La compañía rusa continuará su gira por Ecuador. Hoy, a las 20:00, realiza una función en el coliseo Jefferson Pérez de Cuenca.