A veces, cambiarse de casa significa también cambiar de mirada, volver a mirar. Eso le pasó a Daniel Avilés, cuando en un cambio de casa se enfrentó con cientos de fotos archivadas, que él mismo había tomado y que volvían del pasado para hablarle y hacerle ver nuevas cosas.
Esa es la génesis de ‘Eventos dependientes’, que es a la vez un libro y una exposición.
Todo empezó por las coincidencias: “Al organizar las fotos empecé a ver un montón de coincidencias, ya sea de gestos o de encuadres. Para cuando terminé tenía unas 400 o 500 seleccionadas”.
Eran demasiadas; entonces entraron en acción las miradas entrenadas de los fotógrafos Lorena Cordero y Simón Brauer. Aún de manera borrosa, se perfilaba un libro, que ninguno de los tres sabía todavía de qué se iba a tratar.
Empantanados en aproximadamente 200 imágenes, Avilés, Brauer y Cordero decidieron acudir a otra mirada experta, a otro criterio: el de Coco Lasso. Entró en acción el “macheteo”, como dice Daniel, y así quedaron las106 fotografías que conforman la publicación. De ahí vino la idea de la exposición, que está abierta, hasta el 14 de diciembre en El Conteiner (Isabel La Católica y Galavis), en la que 54 fotos del libro cuelgan de las paredes y cuentan una historia distinta, porque para este escenario la curaduría estuvo a cargo de Pepe Avilés.
De cualquier manera, la fotografía que propone Daniel está definida por una memoria caprichosa y aleatoria, ligada “a un montón de disparadores diversos. Es como un rompecabezas arbitrario. Para que existan ciertos momentos en este trabajo debieron pasar muchas otras cosas”.
Así, la muestra y el libro juntan imágenes de una idea de atardecer; es decir, tres encuadres similares de atardeceres en sitios y momentos distintos, que sin embargo son uno solo.
Lo mismo pasa con las fotos de sets de filmación (Avilés es director de fotografía de cine), que están conectadas por la tensión y la luz artificial.
Se dice que un creador siempre va detrás de lo mismo: una foto, una película, una historia. Eso es lo que le pasa a Daniel, quien en cada foto busca plasmar su idea de lo cotidiano, sin grandilocuencia, dejándose llevar por el azar.