Como estaba previsto, ‘Ejercicio plástico’, la inmortal obra que el reconocido muralista mexicano David Alfaro Siqueiros llegó a la Argentina gracias al encargo de Natalio Botana, cuando este era director del diario Crítica, fue el fondo para la foto durante la visita del presidente Felipe Calderón a la rehabilitada Aduana Taylor.
No se habla de los números que rodean a esta recuperación, pero ningún museo argentino ha recibido la inyección de fondos que demandó la puesta a punto de la vieja Aduana, que se convirtió en el marco ideal para el mural del milagro, que tras 18 años de encierro en una cárcel de chapa (lata) y humedad ha vuelto a ver la luz en un estado glorioso.
Fue una decisión de la presidenta Cristina Kirchner colocar esta joya del patrimonio universal en el centro de las celebraciones del Bicentenario, que hermanan a nuestro país con México.
Solo ella pudo destrabar un litigio de años con la empresa Dencanor (institución que alegaba ser la propietaria de la obra).
La saga de esta pieza clave del muralismo, que anticipa nuevas técnicas pictóricas, comenzó con una historia de amor, la de Siqueiros y Blanca Luz Brun, siguió con una maraña de intereses económicos y culmina, años después, en el podio de la política.
Curioso destino, solo posible a partir de que el mural fue desbastado de las paredes del sótano de Don Torcuato por los ingenieros Del Carril y Fontán Balestra para cumplir un destino itinerante.
Pero no solo el mural es prioridad en la agenda presidencial. Otro tanto sucede con la difusión del arte argentino en el exterior.
Está previsto que la Presidenta incluya una muestra en cada salida al exterior, y avanzan las negociaciones para que nuestro país cuente con un espacio expositivo digno en la próxima edición de la Bienal de Venecia.
Todo indica que en junio de 2011, cuando abra sus puertas una nueva edición de la bienal creada por Humberto de Saboya en el siglo XIX, la Argentina tenga casa propia. No será en los Giardini ni en los Arsenales, pero los bien informados aseguran que será un espacio ‘palaciego’.