En la sala Juan Villafuerte del Ministerio de Cultura se exhibe el trabajo de 32 artistas. ‘Desde la mirada…’ convocó a mujeres para que pintaran en torno a la idea de la ‘mujer cazada’. Se trata de “construir un espacio donde las mujeres hablemos sin miedo de nuestro sentimientos como mujeres cautivas o cazadas en un medio patriarcal”, explica Ghislaine Izaguirre, directora de la propuesta.
Esta es la segunda muestra colectiva, desde que la idea se generase en agosto del 2011, entre mujeres artistas de Ecuador y Cuba. La primera exposición se desarrolló en Holguín, en la isla caribeña; en el marco de las Brigadas Culturales. Allí, tras la promoción se reunieron a las 32 participantes, entre pintura, escultura, fotografía , danza y literatura.
Otra parte de la propuesta es la publicación del libro ‘Diarios de mujeres cazadas’, que recopilará, que se lanzará el 8 de marzo, día en el que se clausura la muestra.
Esta exposición no tuvo una curaduría o selección previa de las obras a exhibirse; allí se incluyeron, a buena fe, los trabajos de todas las mujeres que quisieron ser parte de la muestra. Por ello, la diversidad de estilos, formatos, soportes y temáticas, además de la irregular calidad que se evidencia en las piezas.
Desde lo abstracto a lo figurativo, desde lo propositivo hasta lo artesanal, con óleos, acrílicos, lápices, grabados y piedra, entre paisajes y retratos, las piezas se exhiben sin lógica alguna en los muros de la sala Juan Villafuerte. Se revela la ausencia museográfica.
En el conjunto de la muestra llama la atención los abstractos de Paula Ordóñez, con juegos cromáticos de colores vivos y texturas caracterizadas por el gesto de la creadora. En ellos también hay dispersión de la pintura y relaciones con la luz, que permiten adivinar algo de composición musical, en medio de la imagen.
La pintura de Gloriandrea Pérez envuelve en atmósferas de mito y sueño, dimensiones que se relacionan con las gamas que se plasman sobre el lienzo. En esos lienzos el ser humano y la naturaleza comparten un espacio. Además uno de sus cuadros, carga reminiscencias de las mujeres retratadas por Paúl Gauguin.
El trabajo de la cubana Magalys Reyes también da cuenta de un estilo propio. Una simbiosis entre la mujer y los elementos de la naturaleza atraviesa sus cuadros, donde se evidencia el lenguaje y las marcas propias de la autora: hay armonía en un entorno silvestre y de paz interior.
Junto a estas piezas, se exhiben paisajes con tonos otoñales, retratos de cantidad de flores; unas propuestas que colindan con prácticas artesanales, y otras que descolocan al espectador por su escaso o brusco acabado.