El artista Saidel Brito pintó ovejas realizando un ejercicio que no les compete en lo absoluto: yoga.
Brito, de origen cubano, nacionalizado ecuatoriano y quien reside en Guayaquil desde 1998, denominó Meditación a su serie compuesta por cuatro cuadros.
Da la impresión que el artista se encarna en este animal, se inserta dentro del cuadro y opta por un estado contemplativo (el del yoga) para escapar del ritmo agobiante que vive la sociedad.
“Al colocar a la oveja no sólo se está encarnando él. También está representando al ser humano. Es una obra juguetona”, opina el galerista David Pérez.
No es la primera vez que Brito elabora una obra en la que la oveja aparece como un elemento simbólico. En 1995 realizó una instalación con 140 cabezas de porcelana que formaban un rebaño.
En su serie Contemplación, a las ovejas se las observa en diferentes posiciones de esta tradicional disciplina oriental: Dhanurasana (‘El camello’), Dristi Padhayoragai (‘El bote’), Utkeatasana (‘La silla’), Sirsasana (‘Parada de cabeza’). La dimensión del cuadro más grande de esta serie es de 1,50 por 1,05 metros.
“En un mundo que tiende a la hostilidad, el camino a la meditación es directamente proporcional a los momentos en los cuales nada anda bien”, dice Brito sobre su propia pieza.
Se establece una tensión entre la búsqueda de la individualidad frente a lo cotidiano.
Esta obra de Brito viajará junto con Lago Agrio – Sour Lake de Pablo Cardoso y Color Semen de Óscar Santillán a la feria CH.ACO, que se desarrollará en Santiago de Chile.
Esta feria de arte contemporáneo es considerada como una de las más importantes de Latinoamérica. Las tres obras ecuatorianas serán exhibidas en esta cita desde el 28 de septiembre hasta el 1 de octubre del 2012.
Luego viajarán a otra importante feria: la de Odeón, que se desarrollará del 19 al 23 de octubre en Bogotá (Colombia).
Por el momento, las obras constan en la galería DPM de Guayaquil, administrada por David Pérez, quien seleccionó a estos tres artistas por considerarlos “autores con una obra madura”.
La obra Lago Agrio – Sour Lake, del artista cuencano Pablo Cardoso, es otra de las que viajarán. El 30 de agosto pasado, Cardoso obtuvo el Premio Nacional de Arte Mariano Aguilera.
Se trata de una ambiciosa propuesta. El artista primero recogió una muestra de agua tóxica (como resultado de la extracción petrolera en Lago Agrio) y la llevó donde está erigido un monumento en honor a Texaco; en una población llamada Sour Lake, estado de Texas, EE.UU.
Según el Frente de Defensa de la Amazonía, se calcula que el desastre ambiental por la extracción petrolera significó 379 246 200 barriles de petróleo derramados en las vertientes de agua de la Amazonía ecuatoriana.
Contra ese hecho se levanta la crítica de Cardoso, quien considera a la contaminación ambiental como “una muestra viva de la irresponsabilidad y del engaño”.
La obra Color semen, del artista guayaquileño Óscar Santillán, fue realizada con las espermas del artista que terminaron en una pecera repleta de agua.
Previamente, se había inyectado pigmentos vegetales (colorantes naturales) en sus glándulas seminales para que sus espermas se hicieran de seis colores diferentes.
Una cámara Canon 60D debajo de la pecera registró fotográficamente el momento en que sus espermas desembocaron en el recipiente. La programó para que disparara, automáticamente, una fotografía cada dos segundos. Así documentó fotográficamente su experimento al que decidió denominar Color semen.
El resultado inicial: una foto que parece el retrato de un atardecer generoso con espesas nubes rojas, azules, amarillas, azules, púrpuras, verdes, naranjas.
Diez segundos después: los colores se unificaron, el cielo ahora luce celeste , despejado, relajado.
Tuvo el asesoramiento de médicos y de químicos. Pero sobre todo, tuvo mucho miedo de los efectos secundarios que pudo haber experimentado su delgado cuerpo.
“Claro que tuve miedo. No sabía qué podía pasar. Pero hay que asumir riesgos para encontrar lo inesperado. No se debe jugar a lo seguro en la vida”, filosofa el artista guayaquileño de 32 años.
Según Pérez, esta pieza está“en el límite de lo imposible”.
Las obras de Cardoso, Santillán y Brito viajan. Quizás no regresen: si existe un interesado extranjero en adquirir alguna de ellas – cada una valorada en un promedio de USD 5 000- se quedan.