Quito estuvo atenta a las presentaciones que Álvaro Manzano ofreció en esta semana en el Teatro Politécnico y en la Casa de la Música. El maestro dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador por las sonoridades de Franz Liszt, Piotr Ilich Tchaikovsky y Dvorak.
En su presentación en el Teatro Politécnico, el maestro Manzano realizó el estreno nacional de la ‘Danza Macabra’, un concierto para piano y orquesta de Liszt; ese día el aforo del teatro no dio abasto y varios fueron los que tomaron al graderío como asiento para escuchar a la Orquesta. El viernes, en la Casa de la Música la sala también se llenó. En cuanto al concierto del jueves, la maestría de la batuta de Manzano nuevamente se apropió de la Orquesta y la llevó a un nivel “casi perfecto”, como señaló el músico Fernando Páez,
Durante la interpretación de esta pieza, en ciertos momentos el piano del lugar traicionaba al ruso Anton Salnikov. Al respecto, Páez comentó que el piano se encontraba un poco desafinado. Sin embargo, el viernes, el piano y Salnikov estuvieron impecables. El maestro Manzano, al igual que en el Teatro Politécnico (recibió cinco minutos de aplausos, con el público de pie), fue ovacionado en la Casa de la Música.
En ambos escenarios, el público no dejó de comentar la disciplina del director al momento de ceñirse a la partitura y la alegría de volver a ver a Manzano al frente de la orquesta, con la que también interpretó la sinfonía Nro. 6, ‘Patética’ , de Tchaikovsky.
Para el próximo viernes, en la Casa de la Música, la OSNE interpretará el ‘Concierto para Violín y Orquesta en La mayor’ de Mozart y la ‘Sinfonía Inconclusa’ de Schubert, bajo la dirección de José María Álvarez.