Si, como dicen, lo único que podrá salvarnos es la belleza, la danza que crean Inbal Pinto y Avshalom Pollak Company tendrá mucho que ver en caso de que eso suceda. Quienes vieron su espectáculo, ‘Rushes’, este fin de semana en el Teatro Sucre pueden atestiguarlo.
Durante una hora, los 10 performers en escena logran que el mundo sea un sitio bello, y aún más absurdo de lo que ya es. Con una propuesta estética impecable, el sinsentido marca la primera parte de esta obra, que está compuesta por tres momentos.
Todo comienza con dos pares de pantorrillas frenéticas, que bailan, aunque más bien parece que dialogaran entre sí; de repente la iluminación se abre y entran en escena las bailarinas, que además de hacer un despliegue de técnica -la suya es una danza muy física- invitan a sorprenderse con el cuerpo, encontrando nuevos movimientos y sentidos.
Las coreografías creadas por Pinto y Pollak -quienes trabajan juntos desde 1992, año de creación de la Compañía- son gratamente sorprendentes; en esta línea entran, por ejemplo, las cajas con pies que, desde una inmovilidad engañosa, aportan a la dosis de humor que se riega a lo largo del show.
A manera de intermedio, apenas se cierra el telón aparece al filo del escenario un personaje delirante: un hombronazo desubicado, que en inglés básico y con un acento durísimo pregunta por Bobo, su elefante perdido, haciendo que el público se carcajee; es tal el nivel de absurdo que el personaje plantea que lo único que queda es reírse.
El tercer momento es, sin duda, el más poético y el más interesante. Armados de sillas, y de talento, seis bailarines (dos mujeres y cuatro hombres) recrean un mundo onírico. Es difícil dar cuenta de una historia, al menos de una en sentido lineal; como en los sueños, las cosas suceden sin razón y sin conexión aparente. El final es soberbio, para aplaudir de pie.
Si hubiese que rebautizar a ‘Rushes’, talvez ‘surrealismo acrobático’ sería una nominación que le haga justicia… O quizá con la palabra belleza baste; de cualquier manera, al verla ya nos habremos salvado.