Suena a imposible compendiar una obra de la dimensión de la obra de Marcelo Aguirre en un libro. Pero hay un dicho que reza que las cosas son imposibles hasta que dejan de serlo… Seguramente por eso, junto a Dinediciones, Aguirre logró hacer un libro que recorre, y abarca de manera sustancial su trayectoria.
Y para abordar este acontecimiento, en lugar de la entrevista ‘de cajón’ con el autor, ensayamos una aproximación menos erudita, más cálida, y preguntamos a alguna gente vinculada a la cultura cuál es su época o cuadro preferido de Aguirre. Una pregunta, que los lectores también pueden responder si les apetece.
El libro, que Aguirre dedica sencillamente “a la vida…” y cuya curaduría estuvo a cargo de Mónica Vorbeck, comienza en 1984, con ‘Figura y paisaje’, justo después de su primera etapa más conectada con el realismo social. Y es justo eso lo que su ex esposa, y todavía amiga, Yolanda Cárdenas, echa en falta: “Los cuadros de la época de los jubilados; porque eso marca un inicio de la obra de Marcelo”. Estamos hablando de finales de los 70, cuando todavía estaba en la Universidad Central.
Como en gustos y colores es mejor no discutir, preferimos hacer una breve encuesta la noche de la presentación del libro en Arte Actual, en la cual los cuadros Adán y Eva. La expulsión del paraíso (1 y 2) fueron de los más recordados. Una de sus versiones aún está en la casa de Yolanda, quien dice que “ni loca” la vendería. También cuenta que ella y su hija han llegado a llorar cuando algún cuadro ha abandonado la casa, luego de ser vendido. Pero no solo la familia cercana se ha encariñado con sus obras. El actor Christoph Baumann también se siente cercano de una manera especial a muchos de los cuadros de Aguirre, pues el teatro les ha llevado a compartir espacios de creación. Ahí está por ejemplo ‘Ansia de poder’, un acrílico sobre tela que formó parte de la escenografía para la obra de teatro ‘La misión’ (1994).
Al pasar por las más de 150 páginas del libro, cuya edición está muy bien cuidada, se puede constatar lo que muchos de los consultados la noche del miércoles pasado dijeron: “La obra de Marcelo es diversa, él indaga, está en busca de algo, no se repite nunca”, en palabras de su madre, Josette Belgrano de Aguirre; o como lo ve Francisco ‘Pájaro’ Febres Cordero -quien presentó el libro- “su obra está siempre en transición”.
Esta búsqueda comenzó así: “Cuando tenía cuatro años entré al cuarto de mi abuelo Alfonso y lo hallé acostado en su cama, dormido en un ambiente de penumbra, de silencio, y sobre la cabecera vi una bolsa con sangre que se la estaban administrando. Para mí fue un momento fascinante, no aterrador, con esa bolsa descubrí el mundo de los colores, de las formas, de la ficción, que siempre viví como un escape de la realidad”. Ahora sí, puede ver el libro.
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Hernán Cueva (pintor). “La que más fuerza tiene es su obra de los años 90, donde está la serie de los perros, los personajes cotidianos, todos cargados de una fuerza expresiva enorme. Hay mucha frescura en ese momento.
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Ma. del Carmen Sosa (galerista). “La serie de los perros, tanto la jauría como los retratos es lo que me parece que tiene más carácter en la obra de Marcelo. Son series en las que se nota una fuerte vinculación emocional suya”.
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Christoph Hirtz (fotógrafo). “La expulsión del paraíso es una obra impresionante, porque tiene muchísima fuerza; también me encanta A cuatro manos (foto), de la serie Masapos, porque tiene una expresión única”.
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Pájaro Febres Cordero (periodista). “De Marcelo siempre me ha sorprendido su permanente búsqueda. Y los paisajes de su último trabajo me han deslumbrado; también me gusta su época menos dura, con los retratos”.
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Christoph Baumann (actor). “Tengo algo especial con muchos de sus cuadros, pero La expulsión del paraíso 2 es cautivante, porque se trata de un momento muy dramático, que muestra el golpe de conciencia de saber lo que eres”.
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Antonio Correa (escritor). “Su serie de los retratos me impresionó positivamente, porque encontré otra búsqueda, en la que el color es lo esencial. Los retratos fueron una convocatoria a la alegría, distinta de su obra anterior que es fuerte, dramática”.