Las consultas de los textos impresos pueden realizarse en la sede de la biblioteca, que está ubicada en Cotocollao, Quito. Foto: Eduardo Terán / El Comercio
El octogésimo quinto aniversario de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit llega con un gran proyecto: la circulación en línea de las 2 millones de páginas digitalizadas en los últimos 12 años, y que corresponden a publicaciones ecuatorianas de los últimos cuatro siglos.
De esta manera, este centro documental de la memoria editorial nacional quiere establecer nuevos nexos con investigadores internacionales ofreciendo libros íntegros a través de su página web: www.beaep.ec.
El jesuita Francisco Piñas inició este proyecto una década atrás, como parte de su interés por divulgar el patrimonio bibliográfico nacional.
Hasta el momento, y a pesar del tiempo invertido, se ha conseguido digitalizar apenas un 5% de la reserva bibliográfica de este espacio.
Hace más de 10 años, el proyecto se realizó con la ayuda de escáneres. En la actualidad, la biblioteca cuenta con un equipo que incluye cámaras digitales y programas de procesamiento de información que permiten tanto obtener las fotografías de cada página como extraer los textos de las mismas. Seis personas trabajan diariamente en este proceso y digitalizan 2 000 páginas por jornada.
Para el jesuita José Nevado, director de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, los nuevos procesos dentro de la institución ayudarán a la investigación de los autores ecuatorianos. Vale decir que este lugar cuenta con un fondo general de 300 000 libros aproximadamente, todos publicados o editados en el Ecuador. Libros, revistas y periódicos forman parte del archivo y se encuentran a disposición del público.
Hasta que entre en funcionamiento al 100% el Proyecto Memoria Ecuatoriana, la gente puede adquirir CD o DVD con títulos específicos en las instalaciones de la biblioteca. Anualmente, se distribuyen 2 000 de estos, los cuales van a terminar en las manos de especialistas, centros culturales y organizaciones gubernamentales. A criterio de Piñas, esto permitirá que un mayor número de personas conozca la historia bibliográfica ecuatoriana. En un futuro sus funcionarios esperan que el acceso a los contenidos esté disponible gratuitamente, tal como lo hacen otras bibliotecas virtuales como la Cervantes, en España.
Quienes trabajan en esta tarea explican que uno de los problemas es que los usuarios entiendan la dinámica de las publicaciones digitales. Piñas cuenta que hay investigadores que rechazan esta clase de libros y prefieren el texto impreso. Es por ello que él ha optado por cargar en el sistema informático de la biblioteca, ubicada en Cotocollao (norte de Quito), las reproducciones totales de las páginas para que así la gente tenga mayor confianza en la labor que se realiza dentro de su sección. En ese sentido, es común encontrar entre las páginas electrónicas alguna señal realizada sobre el papel impreso.
La digitalización de la biblioteca es solo una parte de todas las proyecciones que han marcado este aniversario. También está la difusión de los elementos que guarda este lugar (entre ellos el herbario del P. Luis Sodiro, con plantas ecuatorianas; muchas ya extintas) y la apertura de la sección histórica de pintura y de escultura del Museo Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit. Con estas innovaciones, este lugar, resguardado por miembros de la Compañía de Jesús, establece contacto con especialistas, estudiantes de todos los niveles y público en general.
Según Andrés Mancero, especialista en archivología y bibliotecología, la tarea que está realizando esta biblioteca es única en su género en el país. “A pesar de que en otros espacios se hayan intentado proyectos similares, solo la Aurelio Espinosa Pólit contiene la selección más importante de textos ecuatorianos. Que a estos se pueda acceder desde cualquier punto marca una nueva pauta, ya que investigadores de toda talla podrán indagar en la cultura ecuatoriana”, dice.
Para el especialista, este es el momento preciso para llevar este archivo a la Web, gracias al auge de los análisis interdisciplinarios que se realizan en el ámbito académico universitario.
La Biblioteca de autores ecuatorianos fue creada en 1929 por el sacerdote jesuita Aurelio Espinosa Pólit, con la finalidad de incrementar el fondo que había recolectado Aurelio Espinosa C. En 85 años este ha aumentado en más del 100%.