Los diez ganadores de los Premios Latinoamérica Verde (PLV) subieron al escenario y alzaron sus estatuillas. Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
Se vistieron de gala con las banderas de sus países. La noche de este jueves 24 de agosto del 2017, los diez ganadores de los Premios Latinoamérica Verde (PLV) subieron al escenario y alzaron sus estatuillas.
En esta cuarta edición de las mejores ideas socio ambientales de la región, que se concentran en Guayaquil, Ecuador se llevó el primer premio de la noche.
Fue en la categoría Agua, con la alianza público comunitario de Mecanismo de Sostenibilidad de Las Juntas Administradoras De Agua Potable (Cenagrap), de Cañar. A través de esta iniciativa, 44 000 personas acceden a agua segura y se promueve el cuidado de las cuencas hídricas.
Los otros finalistas de la categoría fueron Plantando Aguas, de The Green Initiative de Brasil. Y Ser Pronaca es cuidar el agua, de Pronaca en Guayaquil, enfocada en el cuidado del río Daule. En esta temática participaron 216 casos.
Ecuador se llevó el primer premio de la noche. Fue en la categoría Agua, con la alianza público comunitario de Mecanismo de Sostenibilidad de Las Juntas Administradoras De Agua Potable (Cenagrap), de Cañar. Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
Este año, los PLV tuvieron diez categorías. En total receptaron 2 409 proyectos de 36 países (679 ciudades), todos con enfoques de género, inclusión, tecnología de vanguardia, combustibles amigables, impacto comunitario, entre otros temas verdes.
En Biodiversidad y fauna se inscribieron 180 casos. El primer lugar fue para el programa para protección, conservación e investigación de recursos naturales y vida silvestre, de la Dirección de Recursos Naturales de San José del Cabo, en México. Esta propuesta ha aportado a la conservación de las tortugas marinas -unas 942 000 desde su inicio- y ha protegido 506 hectáreas de recursos.
La Reserva Biológica Huilo Huilo para la reproducción y reintroducción del huemul del Sur fue la postulante por Chile. Mientras que otro representante mexicano fue el proyecto Ruta Monarca, con la recreación de corredores ecológicos para la protección de esta mariposa emblemática.
En bosques y flora el primer lugar fue para Perú con Gastronomía y conservación, una iniciativa de Amazónicos por la Amazonía de Perú que aportó a conservar 700 000 hectareas de bosque, entre ellas algunas especies en riesgo que ahora son ingredientes esenciales para un grupo de chef.
La producción y plantación de especies nativas sobre rellenos sanitarios en Buenos Aires (Argentina), un plan de restauración y recuperación de bosques de Manglar (Panamá) y un programa de monitoreo de la biodiversidad en el Cusco (Perú) fueron los otros postulantes.
En cada categoría hubo entre tres finalistas. La decisión final fue de un jurado internacional.
En Desarrollo Humano, el jurado optó por Papel amigo de la Tierra, del chileno Víctor Velastino Dellacalle. Aymapu es su propuesta de cuaderno 100% reciclado, que ha llegado a 2 millones de personas y que recicla una tonelada de papel al mes.
Hubo 548 inscritos en esta categoría, entre ellos los otros dos finalistas: Fundación Hogares con el Parque de Bolsillo, con la recuperación de espacios públicos en la unidad habitacional villas Otoch, en México; y el Bus del Reciclaje, también de Chile.
En Energía la competencia fue entre 145 casos, con finalistas de Colombia y Argentina. El trofeo fue para Luz para las comunidades Wayuu y sus mujeres que se convirtieron en ingenieras solares. Se capacitaron en India y al regresar a Colombia levantaron 90 paneles que benefician a 600 personas. Ellas además enseñaron a otras mujeres a iluminar su comunidad.
Los otros finalistas fueron un plan de energía solar para comunidades vulnerables, de Financiera de Desarrollo Territorial; y el proyecto de Biomasa de Nidera S.A., en Argentina.
El Bono Verde de Grupo Bancolombia, de Medellín (Colombia) se llevó el reconocimiento de la categoría Finanzas Sostenibles. Con esta iniciativa han entregado USD 115 millones en bonos y tienen como meta reducir en un 20% las emisiones contaminantes para el 2020.
Agua Siembra, de Bogotá; y turismo sostenible, rural y comunitario de Costa Rica, compitieron en la final de esta temática.
Los 500 mejores casos de los PLV fueron expuestos durante los foros que se desarrollaron en tres días. Esa fue una vitrina para lograr alianzas colaborativas y oportunidades de negocios, ya que contó con la presencia de diez fondos de inversión y crédito que apoyan proyectos para combatir el cambio climático.
Aplicabilidad, impacto ambiental, social y económico, e innovación fueron los aspectos que analizó el jurado.
En Gestión Urbana, la primera escuela 100% levantada con materiales reciclados cumplió con todos esos requisitos. Así que el premio se fue a Chile. Trici, con sus triciclos eléctricos que recorren parte ese país; y Vía Verde, una iniciativa de construcciones verdes de México, fueron los otros seleccionados.
El manejo de residuos sólidos también tuvo espacio en los PLV. Y los jueces eligieron Mamut, materiales poliméricos para la construcción de Cochabamba (Bolivia). Este plan recicló más de 20 000 neumáticos para crear pisos amortiguantes. Ese material ahora se exporta.
Emerge y sus huertos familiares que benefician a 1 400 personas fue otra de las propuestas finalistas, junto con un circuito de agricultura urbana, de Colombia.
Otros tres emprendimientos verdes fueron elegidos en la categoría Océanos. El galardón fue para Monitoramento Mirim Costeiro, una propuesta de Brasil enfocada en el cuidado de las playas de Garopaba, a través de la educación infantil. Así, han llegado a 12 escuelas y 330 niños.
Perú también tuvo espacio en las finales de este segmento, con un fondo para la gestión y recuperación de la Reserva Nacional de Paracas. Y Chile participó con Chile es mar fue, una iniciativa nacida en Valparaíso.
Finalmente, en producción y el consumo responsable, la estatuilla verde fue para Perú con Evea Ecofashion: moda sostenible para la conservación de la biodiversidad latinoamericana. Desde el 2014, este proyecto es aliado de un grupo de comunidades del centro amazónico del país, a través de la extracción de látex natural.
Con esa materia prima elaboran zapatos y bolsos de cuero vegetal y a la vez protegen 900 hectáreas de bosque con su moda sostenible.
Las otras ideas competidoras fueron el uso de las fibras del raquis del plátano en la fabricación de hormigón, del ecuatoriano Daniel Espinoza Díaz. Y las prótesis de pies y manos, hechas también en Perú con material biodegradable, para niños.