Cristóbal Zambrano es un cineasta empírico que ya ha realizado dos producciones para comercializar en Santo Domingo. Foto: Juan Carlos Pérez/EL COMERCIO
La pasión por el cine hizo que Cristóbal Zambrano, d 47 años, vendiera los enseres de su casa para producir una película en la que se emulara al personaje ficticio de la obra Tarzán, el rey de la selva. Pero ese sueño nació en su tierra natal El Carmen (Manabí).
Él recuerda que desde que tenía 11 años empezó a escribir guiones, pese a que sus padres querían que se dedicara a los estudios.
Para cumplir esa meta tuvo que desempeñarse en varios oficios como boxeador, en Latacunga (Cotopaxi), mesero en un restaurante de comida China en Quito (Pichincha), ser atleta en Manabí o vender artesanías en Santo Domingo para sobrevivir.
De todos esos oficios Zambrano de a poco equipó su casa y adquirió un terreno en el que construyó su casa con madera y detalles artesanales. Ese lugar es como un museo para Zambrano, porque ahí guarda la ropa las dos películas que ha grabado, sus guiones y la indumentaria que se utilizó en los filmes.
En el 2012, mientras vendía artesanías en el centro de Santo Domingo de los Tsáchilas, daba los últimos detalles al guión de su primera película ‘La venganza de Cristóbal”. Los familiares, amigos y los comerciantes con los que trabajaba no creían que lograría hacer realidad su sueño. “Muchos se burlaban. Eso me motivó a trabajar duro para conseguir mi objetivo”.
Fue por eso que ‘vació su casa’ y reunió USD 3 000. A los siete meses de rodaje, los recursos económicos se acabaron. Así que tuvo que pedir ayuda de sus familiares para continuar con la grabación. Logró recaudar USD 2 000 más. La película se grabó en el bosque de la comuna Peripa, en el centro de Santo Domingo y en la Manga del Cura (Manabí).
El 10 de octubre de 2013, el día en que Zambrano cumplió 45 años, se terminó de editar la película. “Tuve mil emociones a la vez. Lloré mucho porque no todas las personas logran cumplir un sueño que para todo el mundo es un imposible”.
Zambrano empezó a viajar a los recintos de Manabí para vender la película y recaudar la inversión. “Era una locura reunir USD 5 000, pero eso también lo logré”. En un año y seis meses obtuvo USD 6 000. Cada película cuesta USD 2. Él las vendía en Santo Domingo en una bicicleta con una pancarta con la caratula del estuche de la película.
De a poco las personas empezaron a conocerlo a través de su película. Esta narra la historia de un niño al que una banda delictiva asesinó a sus padres. Él huye a la selva y ahí vive como tarzán. Al regresar a la ciudad descubre que los asesinos de su padre siguen asesinando a inocentes. Así que hace justicia con sus manos.
Pero el nombre de la película no solo hace referencia a la historia de la película, en la que Zambrano es el protagonista. ‘La venganza de Cristóbal’ es un filme dedicado a las personas que no confiaron en el sueño del cineasta empírico. “Mi venganza no la hice con malas palabras o golpes. Me vengué con trabajo. Esos fueron los golpes para quienes no me apoyaron”.
Ahora Zambrano está promocionando su segunda película Criszanver, que son las primeras silabas de sus nombres. Esta historia relata la vida de un campesino que debe migrar a la ciudad y sufre discriminación racial. Fue grabada en el 2014, en Santo Domingo de los Tsáchilas y se estrenó el 3 de julio de 2014, en las fiestas de cantonización. “Yo no quería grabar más. Mi sueño era viajar a México y empezar una carrera, pero el público siempre me pide nuevas películas”.
La comerciante Cristina Vera compró la película. “Me gustó porque no es muy violenta. Se puede ver con los niños y las temáticas son buenas. Siempre hay un mensaje”, señaló.