En el Hospital Alfredo G. Paulson, de Guayaquil, se aplica el pinzado tardío en los niños con buena salud. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Entre 30 y 120 segundos. Ese tiempo puede marcar la vida del recién nacido, al menos en sus primeros meses.
Tras el parto, el cordón umbilical sigue bombeando sangre al neonato, una reserva contra la anemia y otros problemas de salud en la infancia. Por eso, cuando deja de latir, es el momento oportuno para el pinzado o corte tardío.
La reducción en un 61% de la tasa de anemia, menos del 59% en hemorragias intraventriculares (sangrado cerebral) y la disminución del 52% de transfusiones sanguíneas en prematuros, son los beneficios que resalta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La neonatóloga Claudia Salazar, coordinadora de Neonatología del Centro Quirúrgico del Hospital de Niños Roberto Gilbert, de Guayaquil, se guía por los 30 segundos que aconseja la Academia Americana de Pediatría. Para la especialista, el principal aporte de la sangre de cordón es la ferritina, una proteína que almacena hierro. “Así se evita la anemia neonatal y la anemia en la lactancia, que puede aparecer en los primeros meses de vida”.
En Ecuador, los niveles de anemia alcanzaron 62 puntos porcentuales entre los menores de 6 y 11 meses. Es uno de los datos de la Encuesta de Salud y Nutrición del Ministerio de Salud Pública, del 2012.
La anemia ferropénica -por falta de hierro- puede retrasar el desarrollo del sistema nervioso, disminuir el crecimiento físico y afectar a la regulación hormonal del niño, como asegura el pediatra neonatólogo Víctor Aguirre, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de la Maternidad Mariana de Jesús. “Un simple corte temprano podría ser el origen de todas estas consecuencias”.
Usualmente un bebé nace con 14 de hemoglobina, indica Aguirre. Pero entre los 2 y 3 meses, en la lactancia, puede bajar a 9, una anemia fisiológica, porque la leche materna va perdiendo ciertos nutrientes. Esos niveles luego se recuperan, hasta alcanzar 11 con la dieta complementaria al seno materno. De ahí la importancia de contar con esas reservas de los primeros segundos de vida.
Históricamente, el especialista explica que el corte tardío era una tradición. “Viene de 1875, con el primer neonatólogo, Pierre Budin, y los partos humanizados. Pero en los 70, con la medicina intervencionista, comenzaron a cortar los
cordones antes de tiempo”.
Por su relevancia, la ginecóloga y perinatóloga Shasky Falcones, de la Maternidad Mariana de Jesús, incluye al pinzado tardío en la fórmula del parto humanizado. “El pinzado está en las guías de atención del parto del Ministerio de Salud. Va de la mano del apego precoz y la lactancia inmediata”.
Estas técnicas son parte del proyecto de Ley Orgánica para la Atención Humanizada del Embarazo, Parto y Postparto, una propuesta de la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira. Ayer, delegados del Fondo de Población de las Naciones Unidas acudieron a la Comisión de Salud. Presentaron sugerencias sobre el tema.
Iker nació el lunes en la Maternidad Alfredo G. Paulson, pesó 3,940 libras y alcanzó los 51 centímetros. Debajo de su pañal, pegado a su ombligo, conservaba una parte del cordón, esa vía que lo alimentó por nueve meses dentro del vientre de Vanessa, su madre.
Los especialistas coinciden en que el pinzado tardío provee una buena dosis de células madre al niño, que le ayudan a enfrentar enfermedades autoinmunes. Y en la madre, facilita la expulsión de la placenta.
Si bien esta técnica ha dado buenos resultados, tanto Aguirre como Salazar puntualizan que hay casos específicos para optar por el pinzado precoz -antes de 30 segundos-. La salud del neonato es primordial, en especial si requiere atención y reanimación de urgencia por sufrimiento fetal, asfixia, aspiración de meconio…
Las investigaciones suman más advertencias, como la sensibilidad de la madre al factor Rh, si el niño sufre retardo de crecimiento intrauterino o si la madre tiene diabetes, pues hay riesgo de policitemia (aumento excesivo de glóbulos rojos).
El ordeño del cordón está contraindicado. La aceleración del flujo puede espesar la sangre y causar problemas de oxigenación. En tanto que el exceso de sangre también puede aumentar la bilirrubina y marcar un tono amarillento en la piel del bebé, que suele resolverse con fototerapia.
Catalina no tuvo complicaciones. El lunes, en una de las salas de parto del Hospital Paulson, su madre Éricka la recibió en su pecho. Así permanecieron por varios segundos, aún ligadas por el cordón.
Sergio Barrera, jefe del centro quirúrgico del Alfredo Paulson, dice que el pecho materno es el nivel ideal para que el cordón siga bombeando. Si el niño está muy arriba puede perder sangre; si está por debajo puede haber exceso. “La gravedad influye. Esta técnica no impide almacenar células madre”.
La placenta y el cordón se forman a las 10 semanas de la gestación. Forman un gran órgano extra que da nutrientes, hormonas y oxígeno al feto, a través de los vasos umbilicales. Por eso, indica Barrera, hay más conciencia al cortar un proceso fisiológico tan perfecto.
En Contexto
El pinzado tardío es parte de la fórmula del parto humanizado, con el apego precoz y la lactancia inmediata. La técnica es parte de guías y de la Ley Orgánica para la Atención Humanizada del Embarazo, Parto y Postparto, que debate la Asamblea Nacional.