La zona del reposadero servía para el solaz y la meditación de las religiosas del convento. Foto: Alfredo Lagla/ El Comercio
El monasterio del Carmen Alto muestra reliquias de santa Marianita de Jesús y su época.
La recuperación de un bien patrimonial siempre es una buena noticia. Y más todavía cuando la intervención ha sido realizada con seriedad, conocimiento y respeto por el patrimonio edificado.
Ese es el caso del convento del Carmen Alto, ubicado entre las calles García Moreno y Rocafuerte, en el Centro Histórico quiteño.
Esta edificación fue casa de Santa Marianita de Jesús. El monasterio Antiguo o de San José fue fundado en 1653 y ha tenido modificaciones. Incluso, para su ampliación, se compraron las casas vecinas, explica Patricio Chacón, administrador del proyecto por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
La iglesia de corte manierista fue construida desde 1661 por el Hno. Marcos Guerra. Está a un nivel más alto de la calzada y se relaciona con esta mediante un bello atrio de piedra.
La restauración tuvo un objetivo, explica Eduardo Vallejo, arquitecto restaurador que laboró en el proyecto: convertirlo en el museo de Santa Marianita de Jesús. Para esta función se adaptaron las crujías que conforman el claustro principal o de Los Naranjos (porque el patio tiene esos frutales). Allí, se exhibe una invalorable colección de murales, esculturas, cuadros, retablos, cielos rasos y textiles relacionados con la santa y la época.
Las crujías del claustro de la huerta, en cambio, se habilitaron para dar cabida a las celdas de 16 monjas y seis novicias. También se terminan otras adecuaciones en áreas como ‘El reposadero’, un edén donde las ‘madres’ descansaban y meditaban.
La inversión, según Chacón, fue de USD 1 950 000 y la superficie intervenida de 2 800 m² : 900 de museo, 400 de celdas y 1 500 m² de patios y jardines. Laboraron 35 obreros y 12 técnicos por 365 días.