La Plaza Santa Clara, emplazada en el corazón del Centro Histórico de Quito (manzana delimitada por las calles Rocafuerte, Santa Clara, Cuenca y Benalcázar) es un patrimonio edificado que ha tenido una vida azarosa, compleja.
Según los anales existentes, hasta mediados del siglo XIX era uno de los pocos lugares abiertos para la comunidad. Hasta los ochenta del siglo pasado funcionó un mercado popular que luego se convirtió en un restaurante de lujo que tenía una fea terraza-garaje. Era una edificación que tapaba toda la perspectiva, incluidos los monasterios y templos del Carmen Alto y Santa Clara.
En enero del 2011, el Ilustre Municipio de Quito decidió abrir un espacio público en ese sitio deteriorado. Y encargó el diseño de la nueva plaza al arquitecto Boris Albonoz y un grupo de técnicos: Andrés Regalado, Gabriela Luna, Marco González, Andrea Ortiz, José Luis Flores, Rodrigo Donoso, Sebastián Naranjo, entre otros.
La construcción estuvo a cargo de Diego Aguirre, Xavier Arandi y Santiago Cali; y los constructores Gonzalo Carrillo, Ernesto Ulcuango, Luis Ángel, Alfredo Carrillo, Antonio Iza, Fausto Pila, entre otros. La fiscalización fue de: Carlos Aguirre, Jaime Ramírez y Jaime Burbano. El administrador del contrato fue Vinicio Salgado.
Los trabajos abarcaron una superficie de 4 500 m² y costaron USD 480 000.
¿Cuál es el mayor mérito de este nuevo espacio público? Según Albornoz, el convertir un espacio cerrado de uso privado en uno abierto, de uso público. Esta nueva perspectiva logró que la iglesia de Santa Clara, que estaba oculta por los muros del mercado se aprecie en su verdadera dimensión.
¿Otro argumento? Devolver a la ciudadanía un espacio público de gran calidad, que genere una dinamia peatonal ciudadana, la que no existía con la antigua ocupación de estacionamiento, que solo privilegiaba a unas pocas personas.
La nueva Santa Clara es una fusión de piedra andesita, de Lloa, y travertino rojo, traído desde Cuenca. Las bancas son de madera de teca; la arborización se realizó con arupos y las luminarias son de Schereder.
Los aciertos en el diseño arquitectónico hicieron que Plaza Santa Clara se acredite el Primer Premio Bienal de la reciente XVIII Bienal Panamericana de Quito, BAQ 2012, en la categoría Diseño urbano y arquitectura del paisaje.
La novedad es que Santa Clara ganó tanto el Premio Nacional como el Internacional, lo que es significativo pues los dos certámenes tienen jurados diferentes. Y si coinciden en eso tantos expertos, por algo será.