La vistosidad de las flores y las plantas tiene un complemento: la iluminación. Este es un factor primordial para resaltar esas cualidades y los diseños plasmados en los jardines.
En el edificio Terrazas, ubicado al este de Cuenca, se colocaron luces en el jardín para resaltar los arbustos, orquídeas, una pequeña pileta y una infinidad de flores. Tiene unos 12 metros de largo por 60 centímetros.
Los expertos brindan consejos para lograr los efectos deseados. Según Gina Lobato, experta en el diseño de esos espacios, no se debe usar un farol muy decorado o un reflector grande porque será muy visible y competirá con la decoración.
Otros aspectos fundamentales son determinar el uso del espacio, tipo y altura de la vegetación (matas y/o arbustos) y el diseño. Lobato pone como ejemplo que si predominarán las flores coloridas no se debe usar una tonalidad de iluminación que compita. Y si las plantas son poco coloridas hay que usar una luz cálida.
El ingeniero Geovanny Sempértegui también se encarga de este tipo de proyectos. Para él, es importante utilizar una iluminación LED que ofrece un consumo cinco veces menor a un foco convencional.
Esta iluminación LED debe ser directa y apuntar a las plantas. Por lo general, el pequeño reflector debe tener una distancia prudente del árbol o arbusto para “que la luz se abra e ilumine todo el árbol”.
Según él, también se utiliza la iluminación RGB, que es un término relacionado con los reflectores que cambian automáticamente el color de la luz como magenta (rosa), amarillo, azul, verde… “Se puede ir cambiando las tonalidades a distancia e, incluso, se puede variar de gamas de un mismo color”.
La luz verde está de moda porque resalta la vegetación y el jardín se puede ver a lo lejos. Otro que es demandado es el rosa.