Como los otros dos anteproyectos de la Universidad Regional Amazónica Ikiam de Tena, el tercer seleccionado por el jurado del Colegio de Arquitectos del Ecuador, núcleo Pichincha (CAE-P) también privilegia la relación directa entre la arquitectura y el entorno natural, en este caso la floresta y la selva.
Este futuro centro de educación superior amazónico es promocionado y auspiciado por el Ministerio de Coordinación de Conocimiento y Talento Humano y su objetivo es mejorar el desarrollo de la región Amazónica.
Como los anteriores proyectos, asimismo, este tiene un área intervenida de 40 000 m² y su diseño arquitectónico estuvo a cargo de un grupo liderado por Santiago del Hierro Kennedy. Este taller es multidisciplinario y está conformado, además, por Jaskran Singh Kalirai, Gabriela Ander, Corinne Ivonne Duhalde Ruiz (antropóloga), Soledad Bastidas Fegan, Luis Fernando Roggiero Gil, Jaime Franco Miranda, Fabián Tello Oñate, Silvia M. Arroyo Ruales… Este anteproyecto, explica Del Hierro, aboga por la ocupación responsable del territorio; por la siembra; por el renacimiento de culturas que están siendo arrancadas conforme se levantan las raíces someras de los árboles, y junto a sus animales y plantas.
Además de ser un ejemplo de ocupación eficiente y autocontenida del suelo (recupera la estructura de los sistemas de implantación dispersa de los pueblos ancestrales), la Ikiam del grupo Del Hierro propone una arquitectura que escape de los extremos: presencia humana/ausencia de selva o presencia de selva/ausencia humana, que suelen producir las culturas colonizadoras cuando llegan a esos lugares.
Por esa razón, este anteproyecto tiene como determinantes de diseño la simbiosis entre naturaleza y cultura; donde el ser humano ayuda al enriquecimiento del entorno selvático y este le provee, en cambio, de sustento, sombra y saber.
Esa concepción es la que dictó las formas de los volúmenes, que se parapetan como grandes volados de madera y acero sobre la floresta, incorporando la botánica en el diseño en sí. Por eso, los volúmenes se levantan sobre pilotes forrados de madera y bambú (a manera de enormes palafitos).
¿Los materiales? Las estructuras de las viviendas o las infraestructuras son de madera; las de la biblioteca y otros componentes emblemáticos de gran escala son de metal.
Del Hierro explica que se utilizó la mayor cantidad de recursos renovables (fibras naturales, madera y caucho) en combinación con otros más duraderos para los espacios con características especiales (laboratorios, biblioteca…).
Los entramados y los tejidos que tienen algunos elementos y materiales también recrean las técnicas ancestrales.
“Una sumatoria entre lo tecnológicamente avanzado y lo vernacular local. Lo ancestral podrá renovarse de manera contemporánea, según lo dictaminen su uso, estado físico y su mantenimiento.
Esta Universidad Amazónica estará dividida en ocho talleres interiores, ocho exteriores, espacios para exposición, una biblioteca para 500 usuarios (con estanterías abiertas, computadoras, salas virtuales…), salas de lectura individuales y colectivas, cubículos de lectura para 4 y 8 personas, tres salas multiusos, un bar-cafetería… Habrá dos tipos de laboratorios: de investigación y docencia; un restaurante, dos cafeterías pequeñas y una tienda. Y un gran espacio de exposición múltiple.
Según Del Hierro, este es un proyecto que aboga por la convivencia: convivencia respetuosa de culturas del mundo entero, de lo ancestral y lo contemporáneo, de lo endémico y lo introducido. Aboga, en último caso, por la preservación de las culturas y etnias de la zona.