La ley que prohibió la existencia de los casinos en hoteles y otros lugares en el país acabó con esos negocios y, asimismo, con la arquitectura y los servicios que poseían.
Eso sucedió, por ejemplo, con el antiguo Casino Montecarlo, que pertenecía al Alameda Hotel Mercure. Luego de la reglamentación, ese centro de entretenimiento permaneció cerrado por cerca de tres años, explica Marisol Mosquera, directora general del hotel.
Este cierre acabó por deteriorar varios elementos estructurales y decorativos del lugar, con el consiguiente perjuicio económico para sus dueños.
En este estado se encontraba el lugar cuando el propietario del hotel, Francis Raineau, decidió recuperarlo pero con una función diferente, la de salón de eventos y ceremonias.
Luego de los estudios, se decidieron transformar el antiguo casino en un moderno y contemporáneo centro de convenciones y salón de recepciones; desde luego aprovechando las bondades espaciales y estructurales de la antigua instalación, que estaban en buen estado debido a la calidad de la construcción.
Luego de 40 días de trabajo intenso por parte de seis grupos especializados y la inversión de USD 400 000, el nuevo salón -bautizado como Cipreses Mercure– fue preinaugurado en el Día de la Madre.
La sobria y deslumbrante decoración ecléctica del Cipreses Mercure preservó los elementos antiguos en buen estado y los adaptó a la nueva función. Las columnas, frisos y cenefas de cortes neoclásico y neoárabes se complementaron con equipamientos y amoblamientos de última generación.
Los materiales utilizados son de primera calidad. Alfombras importadas de Persia e India que tienen el logo en su entramado; mármoles, porcelanatos y maderas extranjeras.
La iluminación se adaptó a la nueva función. Ahora es regulada por software y está compuesta por 10 escenarios que pueden funcionar en conjunto o independientes, según los requerimientos. El sistema de audio también es de avanzada y tiene el aval de Boce Pro, uno de los más prestigiosos del orbe.
En el amplio salón de 600 m2 se incorporó un escenario de doble nivel que permitirá presentaciones artísticas en vivo y que, según las ocasiones, también servirá como pista de baile, explica Daniela Cajas, asistente de Marketing.
Para estar en el nivel de un salón cinco estrellas, se diseñaron espacios complementarios como una gran cocina de apoyo para mantener satisfechas a las 320 personas que puede recibir el salón. Esta tiene conexión directa con la cocina principal y cuenta con un sistema de extracción de olores de vanguardia.
También se habilitó un tren de lavado moderno, una amplia ropería y está en proceso la habilitación de un ‘showroom’ que mostrará artículos para diversos eventos sociales.
También existe un pequeño jardín zen, para quienes desean unos minutos de meditación.
El foyer es punto aparte. Ubicado en la norte del Cipreses Mercure, es un espacio de 200 m2 lleno de amplitud y diseño contemporáneo, incluidos un mobiliario muy actual, un cuadro panorámico de la artista Diana Armas y un coqueto acuario que, según Mosquera, es uno de los ganchos del salón.
Completan la dotación de servicios los sistemas anti-incendios y el monitoreo de video, que es total pues es una herencia del viejo casino, que necesitaba un control minucioso de todo lo que sucedía en cada rincón.