Laureano Játiva Chávez domina la escultura y la pintura artística de cabo a rabo. Las dos especialidades las ha ejecutado paralelamente desde hace 45 años.
El imbabureño, de 62 años de edad, acrecentó su fama por la destreza en el dibujo, especialmente en el retrato; y el volumen escultural. Le gusta la pintura, pero nunca se ha negado a modelar las figuras que son solicitadas en su taller, ubicado en el barrio Colinas del Sur, en Ibarra.
Una de las especialidades de este artista son las representaciones en gran tamaño. Él ha cimentado arcángeles, vírgenes, personajes y animales, los cuales están plasmados en varias ciudades y casas religiosas del país.
En Salcedo (Cotopaxi), por ejemplo, el protector y patrón de la ciudad, el arcángel San Miguel, es de su autoría. El monumento, de 6 metros de alto, está confeccionado con material de cemento armado.
Según Játiva, las efigies elaboradas con la mezcla de cemento y arena tienen una mayor demanda en el país porque son más duraderas y de un costo menor. En su taller hay modelos de Eloy Alfaro, Simón Bolívar, Leonidas Proaño, que fueron utilizados para fundir sus bustos.
Pero también este entallador hace obras en fibra de vidrio, marmolina, aluminio y bronce. “Esos son materiales que todavía se usan para esculpir en el país”.
El maestro asegura que las esculturas en piedra y mármol prácticamente se dejaron de elaborar en el país por la dificultad de encontrar el material y por su elevado precio.
En este año hizo una réplica en fibra de vidrio de la Inmaculada Concepción, de 1,80 metros de alto, que fue instalada en un convento de Quito.
La forja de las esculturas en cemento armado empieza por el dibujo a tamaño real. Con ese diseño se obtiene la imagen a escala. El siguiente paso es armar la estructura de hierro. Para el arqueo emplea varillas de 8, 10, 12 ó 14 mm. Todo depende del lugar y el tamaño del ícono.
Luego se hace el cosido de la estructura con malla presurizada, que tiene una forma hexagonal. El siguiente paso es rellenar la primera carga con cemento y arena gruesa. Para la segunda moldeada emplea arena fina, que permite obtener las formas definidas del personaje.
El artista dice que hay detalles esenciales que determinan las características de cada trabajo.
Una muestra de ello es un conjunto escultórico de nueve figuras a tamaño natural que fueron empalmadas en la plaza principal de la parroquia Alangasí, en Quito. En ese sitio hay un diablo huma (3 metros), un mastodonte (3 metros de alto por 4,5 de ancho), un pájaro (2 metros) de vistosos colores.
Játiva es admirador de Leonardo Da Vinci y, por ello, bautizó a sus hijos con los nombres de Leonardo y Gioconda.
Leonardo sigue sus pasos y ha sido su ayudante en la mayoría de tallas que son formadas en el pequeño obrador. El artista ha enseñado a su hijo-discípulo los secretos para que las composiciones que funden agraden a la vista de las personas.
También ejecuta murales. Él delineó las figuras del Teatro Imbabura de la Casa de la Cultura de Ibarra; el Auditorio de la Democracia de la Delegación Provincial del Consejo Nacional Electoral y el Centro de Arte de la plaza Heleodoro Ayala, en la parroquia de San Antonio.