Una construcción moderna con detalles coloniales llama la atención en la avenida Indoamericana, a pocos metros de la terminal terrestre de Ambato. La fachada de los dos bloques, recién construidos, está decorada con baldosas de cerámica color marrón, que le dan esplendor y elegancia.
Es el nuevo edificio del centro educativo Sagrada Familia. La institución abrió sus puertas hace tres años. En este tiempo edificó una de las infraestructuras más importantes del centro del país.
Según el hermano Saturnino Álvarez, director administrativo de esa institución, la flamante construcción tiene una superficie 3 000 m². Está distribuida en tres pisos. Cada uno tiene seis aulas, laboratorios, oficinas de docentes e inodoros para hombres y mujeres, localizado a los extremos.
La inversión fue de USD 1,3 millones, con el financiamiento de la Orden de la Sagrada Familia de España. Esa comunidad se especializa en la educación. Trabaja en diferentes países de América y Europa. La organización no gubernamental Carumanda ofrece ayuda para esa labor.
Las ideas del diseño se generaron en España. El hermano Paco Cabrerizo, de la orden religiosa, hizo el anteproyecto y se entregó a la constructora Urbicasa de Quito para que se encargara de la obra.
El edificio se construyó con ideas futuristas y supera las actuales normas de la construcción para centros educativos, según Álvarez. Está dotada de un sistema de prevención de incendios. Eso se evidencia en las dos puertas que tiene cada aula de clase: una de entrada para el ingreso de los estudiantes y otra para la salida. En caso de una emergencia se abre para afuera y permiten la salida de los estudiantes.
Otra innovación es la eliminación de las barreras arquitectónicas. Eso se logró con la construcción de rampas y un ascensor. Álvarez destaca que de esa forma se facilita la movilización de los chicos que tienen discapacidades. Para ellos, además, se construyó baños de fácil accesibilidad.
Cada aula tiene un área de 58 m². El espacio está pensado para albergar de 30 a 35 alumnos. Dispone de anaqueles y lo que necesita un joven para sus clases.
Otra característica son los amplios pasillos que tienen cuatro metros ancho. Eso sirve para que los alumnos tengan zonas de diálogo, incluso de juegos cuando hay días lluviosos.
En las diferentes áreas estudiantiles hay un gran número de bebederos, lavabos y baños. “Sabemos que los chicos se distraen, juegan hacen deporte y requieren beber agua”. El agua se purifica con el sistema de ozonización.
El padre de familia, Alberto Carrillo está complacido con los esfuerzos de las autoridades de la institución, sobre todo porque no exigieron cuotas.
Según el arquitecto Marcelo Maldonado, del equipo técnico de construcción, en el próximo año lectivo se ofrecerá el almuerzo a los estudiantes. Para eso construyó un comedor con capacidad para 200 chicos.
En el mismo edificio del comedor está el auditorio. En la parte superior hay habitaciones que pueden hospedar hasta 40 personas de otras provincias.
La construcción es de hormigón con vigas de acero sismorresistente. Las losas se construyeron con el sistema de correas de hierro y planchas metálicas y malla electrosoldada.