Las esteras se colocan sobre las vigas de eucalipto que conforman la estructura del techo. Como son livianas y maleables permiten cubrir cielos rasos de gran longitud.
Residencias y oficinas usan la fibra natural por sus propiedades de resistencia y conservación del calor.
Los tallos rubios de las totoras entretejidas son otra alternativa para techar los cielos rasos de los inmuebles y estancias. Estas fibras naturales, que crecen en los centros lacustres de San Pablo y Yahuarcocha, en Imbabura, ofrecen una composición final agradable.
Para el constructor Xavier Gallardo, el empleo de este material andino trae varios beneficios. Su colocación no es complicada. La totora, que está tejida en una especie de hebra gruesa, se coloca sobre un tablero de madera por debajo de las vigas de eucaliptos, que atraviesan de una pared a otra.
Entre cada tirante se ajusta con una soga de cabuya para cubrir el tumbado -de manera uniforme- con esta especie de alfombra amarilla.
Gallardo explica que la totora también permite la concentración del calor en el interior de una habitación. Este constructor dirigió la obra de remodelación de la hostería Cabañas de Lago, en Otavalo, cuyo diseño se identifica con el entorno.
En las habitaciones, decoradas con muebles y utensilios utilitarios también de esta fibra natural, la prioridad es el confort para los huéspedes.
En el rediseño se emplearon líneas nuevas de grifería y sanitarios que conjugan con los materiales nobles.
Los vecinos de la zona proporcionaron la materia prima seca y tejida. El artesano Antonio Aguilar explica que para las cubiertas es ideal el tapiz de tejido estera cuadrado especial. Este diseño es óptimo para techumbres alargadas porque permite sacar un diseño recto.
Con las manos gruesas y ásperas, Aguilar entrelaza con destreza estas fibras. Para ello, se ayuda con una piedra del tamaño de una naranja. Golpea los tallos que va uniendo y a los que, previamente, salpica con agua para que se vuelvan maleables mientras toman la forma de cuadrículas.
Desde hace ocho años, Aguilar labora en la empresa comunitaria Totora Sisa, que también confecciona camas, puertas y biombos con elementos decorativos de estas fibras.
Martha Gonza, gerenta de Totora Sisa, explica que este material ahora es buscado por constructores y decoradores para los terminados de viviendas y lugares de trabajo.
Esta empresa comunitaria ofrece esteras de 5,80 de largo y 3 metros de ancho. Cada metro cuadrado vale USD 14.
Gonza explica que la fibra de totora también se puede emplear para el revestimiento de paredes. Como ejemplo señala el decorado del spa del Hotel Indio Inn. En torno a este novedoso sistema de cubrir los muros interiores ha habido buenos comentarios.
En Cabañas de Lago, el amarillo de las esteras de los tumbados conjuga bien con los muebles y puertas de madera vista. Además, explica Gallardo, esta nueva técnica no requiere mayores cuidados, solamente de la limpieza periódica.
En la última década la fibra de la totora se ha reivindicado. Antes se utilizaba solo para fabricar las esteras que se colocaban en las camas y pisos.
Sin embargo, ahora se puede ver una amplia variedad de productos que van desde sillones, lámparas, cestos, individuales para las mesas, entre otros.
Totora Sisa, por ejemplo, también fabrica y comercia muebles de calidad triple A elaborados con esta fibra.