Musgo, maleza y humedad se observan en las cúpulas de la Catedral de la Inmaculada de Cuenca. Desde hace dos años existan filtraciones.
Según la madre Digna Torres, una de las cinco religiosas de la comunidad Sacramentada que viven en este templo que data desde 1885, las constantes lluvias y la falta de mantenimiento hizo que las fisuras en la torre, las cúpulas, las naves laterales y las criptas causen problemas.
Al subir las 200 escaleras que conducen a las cúpulas se observan decenas de sacos, ladrillos, palos y escombros sin retirar.
En la segunda planta se observa una filtración de agua que parte de la torre alta.
Para Manuel Jarro, empleado desde hace siete años, el problema es porque los canales están tapados. “Alguien tiene limpiar los ductos y arreglar la cubierta”.
Las fisuras y filtraciones continúan al llegar a la parte alta a la cúpula central que es de 53 metros y 12 de diámetro. Allí la tierra y la maleza se acumulan.
Una especie de latón que fue colocado hace tres años por parte del Instituto Nacional de Patrimonio (INPC) cubre la cúpula. Sin embargo, el agua filtra hacia el interior del templo; en la parte posterior el daño es mayor porque no esta cubierto con el latón
No son los únicos problemas. Las dos naves laterales del templo también tienen fisuras y el agua ingresa por las cúpulas y por el techo de zinc colocado en el ala que da a la calle Santa Ana.
En el interior del templo, que tiene capacidad para 8 000 personas, también se observan las fisuras de las cúpulas que tienen azulejos de la ex Checoslovaquia, de estilo renacentista.
Según Digna Torres, donde más se acumula el agua es en la cripta de 96 metros de largo, 12 de ancho y 4,2 de largo, con capacidad para 3 000 personas.
Al bajar las gradas y caminar por la cripta el agua cubre los pies de las religiosas y en ocasiones les llega hasta las canillas.
Esta situación hizo que se forme una comisión integrada por el concejal Jaime Moreno, el INPC, la Curia, la Universidad de Cuenca, la Cámara de la Construcción. Ellos decidieron que se realice un estudio integral.
Según Moreno, es lamentable que el Municipio de Cuenca no realice acciones de cuidar el Patrimonio y se limite a decir que es responsabilidad de los propietarios. “El tema cultural sigue siendo tratado como el patio trasero”.
Además, señala que el objetivo es definir los trabajos prioritarios y trazar un plan permanente de mantenimiento.
Con este criterio coincide Germán Pérez, técnico del INPC, al explicar que el problema radica que no existen estudios y que estos determinarán las obras a ejecutarse y el presupuesto.
Pérez dice que el INPC no tiene fijado en su presupuesto un rubro para conservar la Catedral, porque el Municipio de Cuenca es el encargado de cuidar sus edificaciones. “Es necesario aunar esfuerzos entre las instituciones”.
Para monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Cuenca, el problema es que la Iglesia no tiene recursos para mantener este bien patrimonial. “Las religiosas que viven allí y los gastos de limpieza, entre otros, los realizamos con el dinero de las limosnas”.