En el interior todos los espacios están integrados. Los troncos gruesos de eucalipto funcionan como columnas de las viviendas, que tienen uno o dos pisos. En muchas casas también hay muebles fijos elaborados con troncos y adornos en piedra. Sin embargo, también hay construcciones mixtas que han incluido las columnas de hormigón armado.
Aunque la mayoría de propietarios usan los mismos materiales, cada cabaña tiene un diseño particular. “Nosotros diseñamos y construimos todo en minga”, asegura Raúl Guatemal. Él es carpintero y conoce de estructuras. Junto a su esposa e hijos decidieron en dónde debían ir las ventanas, las puertas, la cocina, la sala… Luego sumaron su opinión los parientes y los amigos.
Finalmente, construyó su casa recogiendo la experiencia de albañiles, carpinteros, pintores, labradores de piedra… de la comunidad, que le “prestaron la mano”. Esa es la frase que utilizan, en esta localidad, para ejecutar el trabajo comunitario.
¿El resultado? Inmuebles que tienen un poco del conocimiento y esfuerzo de todos.
Para Edwin Cifuentes, especialista en materiales alternativos de construcción, las casas de San Clemente tienen ventajas. “En primer lugar, esos inmuebles son elaborados con productos naturales, que crean un ambiente sano. Además, al ser productos del medio abaratan los costos de construcción”.
Pero quizá lo más importante, en su criterio, es el trabajo comunitario. “La minga implica la buena voluntad entre amigos y parientes. Se trabaja con alegría, risas y buenos deseos. En ese marco la casa queda impregnada de esa energía positiva”.
La vivienda de Raúl Guatemal tiene paredes de ladrillo y una puerta de madera. También ventanas amplias que permiten el paso de la luz del día. Frente a la casa hay un patio tapizado de césped y gigantes planta de sigse, que actúan como barrera, para frenar el viento de la tarde.
A unos 200 metros está la casa de Manuel Guatemal. Las paredes son de ladrillo, pero fueron pintadas con el color de la arcilla. El diseño rústico se complementa con antigüedades como molinos de piedra, las piezas de un arado de bueyes, las palas y los azadones antiguos…
Los habitantes de esta comunidad se dedican a la carpintería, construcción, agricultura y al turismo. La alemana Alian Ranhut se sorprendió cuando llega por primera vez. “A diferencia de las casas de las ciudades, que son muy simples, aquí las cabañas tienen muchas esquinas, detalles y cerámicas”, dice.
En la casa de Alberto Pupiales, por ejemplo, se destaca un sol diseñado con piedras en el patio de césped. A la vez que ofrece una imagen agradable sirve de corredor, para que las personas no se mojen los zapatos cuando la hierba está mojada, explica con convencimiento.
Tecnologías antiguas
Las casas se construyen por etapas, de acuerdo a la disponibilidad económica, explica Raúl Guatemal.
Las viviendas, que miden entre 50 y 100 m², cuestan hasta el 50% menos que las de hormigón armado.
Estas casas rústicas mantienen vivas las tecnologías vernáculas, según el ecoconstructor Edwin Cifuentes.