Si tener 231 años -se levantó en 1780- ya es un mérito, ser cuna de uno de los compatriotas más ilustres y, también, una de las nueve casas coloniales que posee Quito, aumenta esa valoración en progresión geométrica.
Lo cierto es que en esta casona sencilla, de fachada escueta y sobria (como todas las coloniales) emplazada en la avenida Pedro Vicente Maldonado, 30 metros al sur de la iglesia y plaza de Santo Domingo, nació José Mejía Lequerica.
Lequerica es uno de los más valiosos humanistas ecuatorianos de todos los tiempos. Obtuvo varios títulos universitarios con conocimientos filosóficos, históricos, jurídicos y políticos; y fue nuestro representante parlamentario en las Cortes de Cádiz en 1810.
Aunque el prócer no vivió mucho tiempo en esta casa, explica con humor el Arq. Iván Cattani, contratista de la rehabilitación que acaba de culminar, que desde sus balcones entabló relaciones amorosas con Manuela, hermana del doctor Eugenio Espejo, el precursor del periodismo nacional, quien residía en la vereda del frente. Al final de esos ajetreos la convirtió en su cónyuge.
Por todas estas cualidades, explica el arq. Franklin Cárdenas, director técnico del Instituto Metropolitano de Patrimonio, la casa está enlistada como bien patrimonial. “Es un inmueble valioso aunque no muy bien conocido por la ciudadanía”.
Su arquitectura colonial es, asimismo, de mucho valor porque es uno de los pocos ejemplos del estilo colonial genuino.