Unos minutos sin presiones ni prisas en el jardín es una alternativa relajante después de realizar las actividades cotidianas.
Para ofrecer aún mayor confort de este ambiente se diseñaron los calefactores de jardín. Estos accesorios no solamente brindan calidez a la estancia sino, también, son elementos decorativos de primer orden.
Paúl Ortiz, de Sukasa, compara su funcionamiento con el de un calefón doméstico pues requiere de una pila D y un tanque de gas butano (el azul).
Este último no es visible pues la estructura del calefactor tiene un espacio recubierto para guardar este elemento. Si el uso de este accesorio es continuo el tanque de gas le durará seis horas de iluminación.
El calefactor de jardín requiere de una válvula de gas especial (de ataque rápido), pues esta debe distribuir el gas de una forma más rápida que la de una cocina.
Este artefacto se compone de un ‘shiglor’, que es la parte alta del calefactor en donde se genera la chispa de encendido; de un ‘hongo’ que se ubica por encima del shiglor y que permite dispersar el calor. La zona de cobertura es de 2,3 hasta 3 m3. La altura varía desde los 210 cm hasta 220 cm.
Están fabricados en materiales resistentes como el acero inoxidable, vidrio y cerámica y se les puede regular la temperatura a gusto.
Algunos modelos incluyen ruedas para movilizarlos. El precio es de USD 2 018,19.
El más económico tiene un precio de USD 284 y es asiático. Su altura es 210 cm.
Como recomendación, Ortiz sugiere esperar 20 minutos desde que se conecta el gas para encenderlo.