Persecución, maltrato, detención, tortura… En los años ochenta, los gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros (GLBT) lidiaron su batalla contra la segregación. Pelearon por su reconocimiento.
Desde entonces han tenido varios logros: la homosexualidad fue despenalizada en 1997 y la Constitución de 1998 amparó la no discriminación por orientación sexual, principio que se reafirmó en el 2008. Pero para Paola esos derechos aún están solo en papel. Ella es morena, de cabellera lacia, negrísima, ojos saltones enmarcados bajo cejas perfectamente tatuadas, algo corpulenta. Tiene 25 años y es trans femenina. Por experiencia propia, dice, siente que su derecho de acceso a la salud no está del todo garantizado.
La semana pasada tuvo fiebre, dolor muscular, deshidratación. Sospechaba de dengue. “Fui a un centro de salud y me vieron de pies a cabeza. Les dije lo que sentía y me dijeron que no había atención. Luego vi que entraron más personas al consultorio”.
Un estudio de la iniciativa Amfar (2012), que agrupó a 759 trans femeninas de la Costa, reflejó que un 55% denunció la inaccesibilidad a los centros de salud. Y más del 90% afirmó recibir un trato diferente por su condición de trans.
Paola buscó ayuda en la Clínica del Hombre, ubicada en Quisquis y García Moreno, en el centro de Guayaquil. El nombre puede resultar contradictorio, pero es un centro médico creado por la Fundación Equidad, especializado en la atención en salud de hombres que tienen sexo con hombres.
Luis Fernando Galarza, coordinador de la clínica, dice que el centro tiene un plus: “El personal está sensibilizado con la realidad GLBTI. Más allá de ser buenos médicos o psicólogos, saben tratar a los pacientes como seres humanos y logran su confianza”.
El centro abrió en el 2008. Ahí laboran 15 personas.
El doctor Demetrio Magallanes contabiliza 1 250 usuarios anuales -en su mayoría gays, bisexuales, trans, también heterosexuales- con un crecimiento de un 10% cada año. Y aunque inicialmente la clínica solo se centró en controles de VIH-sida (realizan unas ocho diarias) la necesidad demandó abrir otros servicios. “Damos consultas por otras enfermedades como sífilis y gonorrea, y consejos en cuidado de la salud y familiar”.
Las pruebas de VIH fueron el primer paso de la clínica, que desde el 2006 prueba la efectividad del fármaco Truvada para prevenir el VIH, por encargo de autoridades de salud de EE.UU.
La fundación reclutó a 300 hombres con riesgo de contraer el virus y les suministró las pastillas. En el 2011 se confirmó que Truvada previene en 95,5% adquirir el virus, si se lo usa regularmente.
Ecuador aportó con esos resultados, todo un hito. En julio concluirá el estudio de Truvada, y Equidad busca otras fuentes de apoyo.
Pese al esfuerzo, la atención en salud es aún limitada para la comunidad GLBTI. “Somos víctimas de burlas”, “nos sentimos incómodas”, “no hay confianza con el médico”. Esas son algunas de las respuestas que ha recogido la fundación Silueta X (1 200 miembros) de una encuesta que realizan para abrir un centro de salud ‘trans-lesbi’ en Guayaquil.
En las oficinas de Córdova y Juan Montalvo ya hay un estante para historias clínicas y escritorios. La organización belga Hivos aportó USD 12 000 para la implementación del dispensario. Solo falta que el Ministerio de Salud acceda a enviar un médico que labore dos días a la semana.