Comuneros esperan a los turistas

Los viajeros del tren recorren un sendero en compañía de guías nativas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Los viajeros del tren recorren un sendero en compañía de guías nativas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Los viajeros del tren recorren un sendero en compañía de guías nativas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Nuevos platos inspirados en la gastronomía típica, sitios para hospedaje y artesanías elaboradas en tres centros de turismo comunitario de Riobamba ya están a punto para la llegada de los turistas.

En julio, agosto y septiembre arriba a las comunidades la mayor cantidad de visitantes del año debido a la temporada vacacional de la Sierra.

Esos meses se consideran la temporada turística más alta. Los habitantes de Cacha, Palacio Real y La Moya, donde funcionan tres de los seis centros de turismo comunitario que funcionan en Chimborazo, confían en que la publicidad que realizó el Municipio de Riobamba y las alianzas con operadoras privadas reflejen resultados y el número de visitantes se incremente.

“Esta temporada es importante para nosotros porque en estos meses vendemos nuestras artesanías y el movimiento en las comunidades se incrementa”, dice María Shesha, presidenta de la Asociación de Mujeres de La Moya.

Los viajeros del Tren de Hielo, un producto turístico de Ferrocarriles del Ecuador, llegan hasta su comunidad los sábados y domingos. Durante la temporada vacacional se espera la llegada de vagones con más viajeros que lo usual, (unas 30 personas por viaje).

En la comunidad Jatari Campesino, a dos kilómetros de La Moya, les recibe una comisión de bienvenida. Durante las vacaciones, los niños serán los encargados de bailar con los viajeros del tren.

Los turistas pueden degustar un tradicional canelazo y conocer el pequeño restaurante - museo de la comunidad donde se exponen objetos antiguos y artesanías elaboradas por las 42 mujeres que se dedican a la crianza de alpacas.

Ellas elaboran chalinas, bufandas, gorros, guantes, rebozos y otras prendas con las fibras de ese camélido. Para la temporada vacacional duplicaron su producción.

En Moya, en cambio, la gente de la comunidad espera a los turistas con un almuerzo inspirado en la gastronomía típica, pero con mejoras en la presentación del plato.

Ahí hay un colorido mural que cuenta la historia de la comunidad y muestra a sus personajes populares. Hace tres décadas en ese poblado casi todos los habitantes se dedicaban la extracción de hielo en las minas del Chimborazo, pero el oficio se extinguió.

Sin embargo, los hieleros son recordados en la decoración del restaurante comunitario y en la casa de hospedaje. Hay capacidad para alojar a 11 personas en tres habitaciones.

“Tenemos nuevas recetas, además hicimos una minga en la comunidad para limpiar el sendero por el que caminan los turistas”, cuenta Shesha.

A unos 15 minutos en vehículo está la comunidad de Palacio Real. Los productos turísticos que ofrecen están inspirados en las llamas y alpacas, debido a que esos camélidos se convirtieron en el motor económico de la comunidad.

El restaurante donde se ofrecen platillos elaborados con carne de llama es el punto fuerte en el recorrido. Las mujeres aprendieron a elaborar fritada de llama, estofado y filete. Además, ofrecen recorridos por los senderos y huertos de la comunidad.

Los paquetes cuestan desde USD 15 e incluyen la comida, una visita al museo de la llama y al almacén artesanal donde también se pueden adquirir prendas tejidas a mano con diseños originales.

En Pucaratambo, en Cacha, también se preparan para recibir a los turistas. Allí se diseñaron nuevos recorridos que llegan a las 23 comunidades que forman parte del proyecto.

“Ahora tenemos nuevas rutas . La idea es que la gente que ya nos ha visitado antes se encuentre con nuevos sitios”, dice Segundo Sucuy, administrador del Centro de Turismo Comunitario Pucaratambo.

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