El comercio de tiburón sedoso será regulado

En el Pacífico Tropical Central y Oriental, el tiburón sedoso está catalogado como “vulnerable”.  EFE

En el Pacífico Tropical Central y Oriental, el tiburón sedoso está catalogado como “vulnerable”. EFE

En el Pacífico Tropical Central y Oriental, el tiburón sedoso está catalogado como “vulnerable”. EFE

El tiburón sedoso era considerado uno de los tiburones más abundantes de los océanos. Ahora es uno de los más amenazados. Así lo dio a conocer la decimoséptima Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (Cites), finalizada esta semana en Johannesburgo (Sudáfrica).

Allí, 111 naciones votaron a favor de que se brinde una oportunidad para que la especie tenga mayor protección. En los últimos 20 años su población, en el océano Pacífico, ha disminuido más de un 70%. Es uno de los escualos más capturados de manera incidental por embarcaciones de palangre y cerqueras atuneras a lo largo de su distribución (excepto el Ártico).

La Comisión Inter-Americana del Atún Tropical publicó, este año, un estudio sobre el impacto de la pesca incidental en especies marinas. Sus resultados mostraron que en el 2015, la pesca de atún en el Pacífico Este Tropical, capturó un total de 443,54 toneladas de tiburón sedoso. En Ecuador, entre 2008 y 2012, la pesca artesanal desembarcó en cinco puertos principales (Esmeraldas, San Pablo de Manta, Puerto Daniel López, Santa Rosa de Salinas y Anconcito) 137 827 tiburones de esta especie, según un estudio de Jimmy Martínez, exsubsecretario de Recursos Pesqueros.

Alex Hearn, biólogo marino de la Universidad San Francisco de Quito, explica que esta especie de escualo suele asociarse con bancos de atunes. En la inmensidad de los océanos, los peces buscan objetos como troncos o boyas. “Son puntos de referencia”, explica el especialista. Los pescadores lo saben y por ello utilizan una técnica llamada dispositivos de concentración de peces, con la cual colocan objetos flotantes. Atraídos por la acumulación de atunes, los tiburones también caen en la trampa.

En el Pacífico Oriental, el 90% de los tiburones capturados por operaciones de palangre fue de sedosos, según la organización de protección y conservación marina costarricense Pretoma.

EFE

La pesca ilegal se suma a las amenazas. De acuerdo con un informe de Cites de este año, en el 2006 el 3,5 % del total de aletas comercializadas a escala global correspondía al tiburón sedoso.
Su carne, piel, el aceite de su hígado, los cartílagos y sus dientes son productos que también se venden en las tiendas del mundo, pero en menor escala.

Ante esta situación, ambientalistas, científicos y fundaciones han abogado por la protección de esta especie. Turtle Island y sus socios entregaron más de 15 000 peticiones a los presidentes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua para que apoyaran una mayor regulación del comercio internacional de esta especie. Además, enviaron más de 3 000 correos electrónicos al Primer Ministro de Canadá.

La buena noticia es que lo lograron. El tiburón sedoso, la raya diabla y el tiburón zorro fueron incluidos en el Apéndice II de Cites. ¿Qué significa esto?

Este apéndice incluye a las especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción. Sin embargo, si no se toman medidas inmediatas podrían desaparecer. Randall Arauz, director de política internacional de Turtle Island, explicó que los animales dentro de esta categoría pueden comercializarse. Pero existe una condición: los países tienen que demostrar científicamente que al extraer a los individuos no pondrán en peligro a la especie. Esto lo realizan a través de un Dictamen de Extracción no Perjudicial (Denp).

En Ecuador, con el Decreto Ejecutivo 486, se realiza un sistema de trazabilidad de los tiburones utilizando los certificados de monitoreo y guías de movilización de pesca incidental. Esto “ha permitido el mejoramiento en la obtención de datos de la pesquería”, afirmó el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca a este Diario. Al momento, el país se encuentra elaborando el Denp para las nuevas especies que se incluyeron en el Apéndice II.

Si un país no cumple con estas condiciones, puede ser sancionado con una multa económica. Las naciones, asegura Arauz, son las que controlan y denuncian el rendimiento de otros países.

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