La defensa de la Arquidiócesis de Cali dio un argumento que se replicó en los medios de comunicación y ha generado la indignación de muchos colombianos. Foto referencial: Pixabay
En marzo de 2012, los tribunales de justicia de Colombia condenaron a 33 años de cárcel a un sacerdote perteneciente a la Arquidiócesis de Cali por abuso sexual a cuatro menores. Las víctimas pertenecían a su congregación. Así informaba el diario El País de Colombia por aquellas épocas.
El caso volvió a tomar relevancia en Colombia el pasado 30 de enero de 2017, cuando la madre de dos de los menores afectados interpuso un incidente de reparación en el Juzgado 22 Penal de Conocimiento de Cali. La defensa de la Arquidiócesis de Cali dio un argumento que se replicó en los medios de comunicación y ha generado la indignación de muchos colombianos.
“La conducta del (sacerdote) no puede mirarse de manera aislada”, aseguró el abogado Walther Collazos, según recoge el diario colombiano El Espectador. “Hoy su despacho debe mirar si la participación de las hoy llamadas víctimas indirectas (padres, abuelas y tío) fue la más coherente al sentido común (…) y el juicio de reproche sobre si se hizo como familia lo que se tenía que hacer”.
El abogado defensor entonces se pregunta: “¿Se actuó con el sumo cuidado preventivo o se fue laxo, permisivo, omisivo, abandonado y desinteresado y hoy concurren ante un juez para aprovechar un hecho dañino de un tercero y fungir como víctimas indirectas?”.
La madre de los niños respondió en declaraciones al rotativo que no entiende cómo la Iglesia colombiana puede recurrir a este argumento para su defensa. “Recordar esto es muy horrible. El cura empezó con que él ayudaba a los niños para que fueran monaguillos y se los llevaba para que lo ayudaran en la eucaristía, formó una banda marcial para que no estuvieran en la calle, porque por acá se ve mucho niño en la calle mientras los padres trabajan”.