El co2 dio inicio a la nueva era climática

Pekín es uno de los distritos más contaminados a escala mundial. Foto: AFP

Pekín es uno de los distritos más contaminados a escala mundial. Foto: AFP

Pekín es uno de los distritos más contaminados a escala mundial. Foto: AFP

Una nueva era climática se ha iniciado y sus efectos pueden sentirse globalmente. Así lo ha determinado la Organización Mundial de Meteorología (OMM) con el lanzamiento del Boletín anual sobre los gases de efecto invernadero.

El documento, emitido en esta semana, muestra que la cantidad de gases de efecto invernadero presente en la atmósfera batió un nuevo récord en 2015, por lo que continúa el aumento incesante que alimenta el cambio climático.

El informe destaca que los niveles de gases nocivos se dispararon de nuevo, alcanzando nuevos récords como consecuencia del fenómeno de El Niño, que ha tenido devastadores efectos en distintas zonas del mundo entre 2015 y los primeros meses de 2016.

Lo más revelador del documento es que, a diferencia de otros años, la alta presencia de CO2 en la atmósfera es un fenómeno global y no solo de los países industrializados. Los niveles de dióxido de carbono ya habían alcanzado anteriormente la barrera de las 400 ppm (partes por millón) en lugares concretos durante varios meses del año, pero nunca antes a escala mundial en el transcurso de un año completo.

El investigador ecuatoriano Alejandro Torres explica que la presencia del CO2 es lo más preocupante de este informe. A diferencia de otros elementos, este permanece por largos períodos en la atmósfera (él habla de más de 2 000 años en promedio). Explica que la única manera que existe para equilibrar el balance natural de este gas es con la implementación de zonas verdes estratégicas, sobre todo dentro de los núcleos urbanos, que rodeen áreas industrializadas.

De acuerdo con el informe, el CO2 contribuyó con aproximadamente un 65% al aumento total del “forzamiento radiativo” (cambio en la radicación de un sistema climático) causado por los gases de efecto invernadero de larga duración. “Si no nos ocupamos de las emisiones de CO2, no podemos hacer frente al cambio climático ni limitar el aumento de la temperatura a 2 °C con respecto al nivel preindustrial”, especifica el texto.

Aproximadamente, un cuarto de las emisiones totales de CO2 son absorbidas por el océano y otro cuarto por la biósfera, reduciéndose de ese modo la cantidad de ese gas en la atmósfera. Su concentración en la era preindustrial, de alrededor de 278 ppm, representaba un equilibrio entre la atmósfera, los océanos y la biósfera.

Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han alterado el equilibrio natural y en 2015 el promedio mundial de CO2 se situó en un 144% de su nivel en la era preindustrial y su concentración media mundial alcanzó las 400 ppm. De 2014 a 2015 el incremento de CO2 fue mayor que en el 2013 y, asimismo, mayor que la media de los diez años anteriores.

“La única manera de reducir la concentración en la atmósfera es cortando las emisiones y aumentando la forestación”, dijo en una rueda de prensa el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Los efectos del incremento de estos gases, según el neumólogo Omar Espinoza, tienen un efecto inmediato en la salud respiratoria de las personas. Por ejemplo, alta cantidad de dióxido de carbono en el ambiente reduce la capacidad que tiene el cuerpo de captar oxígeno. Esto causa problemas cardiorrespiratorios, fatiga, vómito y convulsiones.

Espinoza comenta que en la actualidad varios de sus pacientes han sido evaluados con cuadros de hipercapnia, que representa un nivel anormal de la cantidad de CO2 en la sangre. Según el galeno, esta suele ser una de las causas de muerte súbita infantil.

Suplementos digitales