Los eventos previos a Hábitat III empezaron ayer (15 de octubre de 2016). En esta cumbre busca delinear la Agenda Urbana Sostenible para los próximos 20 años. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Suena insólito que las ciudades pidan espacio para decidir o, al menos, opinar sobre la agenda urbana. Es como si los médicos exigieran que les tomen en cuenta cuando se diseñen las políticas de salud, o que los profesores pidan voz cuando se fijen los cambios en la educación. ¡Ah, es verdad que eso también ocurre!, porque el sentido común es el menos común de los sentidos.
Mauricio Rodas, alcalde de Quito y que ayer (15 de octubre de 2016) fue reelecto en Bogotá Copresidente de la Red Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), anunció que hoy se intentará cambiar esta incoherencia. Se aprovechará la cumbre Hábitat III, como se llama la Conferencia de la ONU sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, que se inaugurará mañana en Quito.
Rodas es anfitrión de la Asamblea Mundial de Alcaldes y líderes de gobiernos locales, que presentará hoy mismo al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, un pedido formal de los gobiernos locales. Los alcaldes se reúnen a las 15:00 en la Casa de la Cultura.
El documento se denomina ‘Un lugar en la mesa global’ y es el resultado de varias reuniones y procesos de discusión mantenidas entre los alcaldes (el último fue el viernes 14 de octubre, en Bogotá), que se materializan en un llamado a que se escuche la voz de las ciudades en la construcción de la agenda urbana.
Actualmente, el tema de la nueva agenda compete básicamente al Estado y, según explica Rodas, las ciudades no han tenido un espacio para intervenir y ser parte de la construcción de su propia agenda.
El escrito habla sobre el tema de que las autoridades locales han venido desempeñando un papel cada vez más importante tanto en los debates sobre políticas como en el logro de los objetivos globales de la ONU.
Además, habla sobre la necesidad de un trabajo más sólido entre los gobiernos locales y la comunidad internacional, caracterizado por toma de decisiones y consultas inclusivas. Así, la colectividad de gobiernos locales será capaz de contribuir y comprometerse con el éxito de la política mundial.
Para ello, se propone que se declare la Década de la Urbanización Sostenible, con una agenda mundial de acción común. También se solicita que los gobiernos locales y regionales sean considerados socios de pleno derecho de los gobiernos centrales a la hora de definir, guiar y alcanzar la nueva agenda urbana.
Otra de las peticiones es que se adopten nuevos mecanismos de gobernanza global post-Hábitat III, lo que podría incluir la creación de una unidad de enlace compuesta por representantes locales electos, la creación de un comité de gobiernos locales y regionales vinculado al Consejo Económico y Social de la ONU y de un organismo de Naciones Unidas fuerte, dedicado al desarrollo local y urbano.
El documento pide ,además, que se establezca un proceso de seguimiento y control inclusivo y participativo, que dé respaldo a un esfuerzo de recopilación de datos urbanos basados en las iniciativas de gobiernos locales y regionales.
El escrito sostiene que los gobiernos locales y regionales, por su conocimiento territorial y urbano, por su experiencia en mecanismos de evaluación, monitoreo y medición de impacto a nivel territorial y por su interacción comunitaria y organizativa, tienen la capacidad de liderar, ejecutar y evaluar la implementación de la Nueva Agenda Urbana.
Ahora, ¿será posible que realmente los gobiernos cedan esta parcela de poder? Hay casos dramáticos, como el que sufre la alcaldesa mayor de Caracas, Helen Fernández, quien en realidad está encargada en el puesto desde el 2015, tras el arresto del titular, Antonio Ledezma, opositor al régimen del presidente Nicolás Maduro y acusado de golpista. La radicalización política de Venezuela originó el deterioro de la agenda urbana, subordinada a la arrogancia de la centralización. Maduro lanzó su plan Caracas, Bella y Socialista.
Fernández explicó que el Gobierno retiró muchas de las competencias históricas del Municipio, que ya no actúa en salud, educación, seguridad ni tránsito. Solo conserva ambiente y urbanismo. El resultado: Caracas se ha convertido en una ciudad insegura (17 asesinatos al día) y está retrasada en su desarrollo (hay problemas, por ejemplo, en la distribución del agua potable).
Caracas es un ejemplo extremo de lo que no debe ocurrir. Por eso, Fernández ha venido a Hábitat III: para que todos se miren en su espejo.