La venta en la calle es una de las estrategias para distribuir las películas de La Platota Musical. Foto: EL COMERCIO
Sin presupuesto, pero con ganas y talento, un grupo de jóvenes hace cine en la Isla Trinitaria, una zona populosa de Guayaquil, que hace cuatro años se convirtió en la escenografía de dos producciones cinematográficas ecuatorianas.
Fue en ese tiempo que Jackson Jickson Quintero pasó de ser un chiclero a productor de cine. ¿Por qué? “Porque soy amante del cine”.
Creó la compañía La Platota Musical y “con su gente”, como llama a sus amigos y equipo de trabajo, comenzó a rodar: ‘The Trinity Island. Dime hasta cuándo’, una película de hora y media que muestra la realidad de la Trinitaria, de las pandillas y los delitos, lo que se vive en algunos barrios de la ciudad.
Las herramientas para este trabajo, aparte de las ganas y el talento, fueron una cámara casera, un editor profesional, las calles de esa zona populosa y un grupo de jóvenes que jamás en su vida había actuado.
“Yo compré una cámara casera y comenzamos a hacer unas pequeñas tomas… teníamos talento porque los chicos sí reaccionaban a lo que realmente se quería y comenzamos a construir el papel de un personaje. Los chicos lo hicieron bien”, dice Quintero.
Cada sábado, sin importar cuántas horas, filmaban. El ‘soundtrack’ de la película es la música que su director compone con la agrupación La Platota Musical, una serie de
experimentaciones con sonidos de reggae y hip hop.
Lograron terminar la película luego de un año y a partir de ese momento vino otra parte difícil, llegar al público. No se hicieron problema. Los mismos actores que vemos en la filmación son quienes se suben a los autobuses o se paran en cada semáforo del Puerto a venderla por USD 1, es decir ellos la filman, la actúan y la venden.
Joanna Olaya es una integrante de este equipo, quien en la película protagoniza a una joven con problemas de adicción, pero que en la realidad es una madre y parte de un grupo de jóvenes emprendedores. “No fue fácil hacer ese papel, pero uno se topa con esa gente (adictos) a diario, entonces ya tenía idea de cómo hacerlo. Igual, el grupo es unido y entre todos nos apoyamos”, comenta.
La misma experiencia pasó con Alexander Corozo, actor y cantante. Su papel fue el de un limpiador. Cuando estaba en las calles, cuenta, vieron que la caracterización funcionaba.
Quintero asegura que convencer al público no fue fácil, para ofrecer el filme a cada vehículo o transeúnte tuvieron que contar su historia. “Cuando estamos en los semáforos les decimos la verdad, que somos un grupo de jóvenes, enfocados en cosas buenas, que queremos que otros se sumen, pero que necesitamos el apoyo de los nuestros”. Hoy, asegura él, suman un total de 15 000 películas vendidas, “y podría decir, humildemente, que es la película con pocos recursos más vendida del Ecuador”.
El propósito de ellos es rescatar el talento ecuatoriano para que más jóvenes se sumen al proyecto, y así pasó. Cuando crearon la primera película el equipo contaba con 25 personas y hoy ya son más de 40.
Con el dinero de las ventas, se encuentran grabando las escenas finales de su segundo filme. Para esta ya cuentan con el apoyo y dirección de José Daniel Cuesta, la dirección fotográfica de Johan Pachar y con una cámara HD. A esta producción la llaman: ‘Made in Ecuador: Una noche sin sueño’.
Su trama tiene una historia similar a la primera, “lo que sucede con un joven cuando toma malos caminos”, cuenta Quintero.
“Queremos llegar a las familias y me da gusto que seamos nosotros, los jóvenes, los que lleguemos con este mensaje”, añade.
Agrega que ambas filmaciones utilizan nombres en inglés porque es una buena forma de llegar a las personas, que aquí en Ecuador sí se habla inglés y que es un nombre ‘piquete’ para llamar la atención.
Antes de lanzar esta última producción, realizarán una gira por el país para vender más de ‘The Trinity Island. Dime hasta cuándo’, y ya en diciembre aspiran a presentarla en el MAAC del Malecón Simón Bolívar, con una función con medios, alfombra e invitados.