Chris Evans protagoniza un emotivo melodrama familiar. Foto: Captura
Después de dos intensas aventuras de acción en el universo Marvel, el director Marc Webb toma cierta distancia del ‘blockbuster’ de superhéroes para poner en escena una conmovedora historia familiar con el estreno de ‘Un don excepcional’.
Cierta distancia, porque el director de las dos primeras entregas de ‘The Amazing Spiderman’ acude a otro superhéroe para protagonizar esta historia. Ese hombre es Chris Evans, el actor que desde hace 12 años ha forjado una carrera como habitante regular del universo Marvel, primero como Johnny Storm en ‘Los cuatro fantásticos’ y luego como Capitán América en ‘Los vengadores’.
Sin traje ni escudo, Evans se convierte en Frank, un tío cariñoso y un hombre sensible que se esfuerza por amortiguar el impacto emocional de lo que puede significar el primer día en la escuela para su pequeña sobrina Mary (Mckenna Grace).
Pese a la tragedia que unió inesperadamente la vida de estos personajes, entre ambos se percibe una agradable relación familiar, que se desarrolla en un modesto pero colorido conjunto residencial cerca de la playa, donde tienen de vecina y amiga a Roberta (Octavia Spencer).
Por su parte, Mary es una niña normal, con sus sueños, temores y una insaciable curiosidad. Pero al mismo tiempo no lo es, pues en cuanto comienzan las clases empieza a resolver complejas operaciones matemáticas ante la sorpresa de su maestra (Jenny Slate) y compañeros.
A partir de esa revelación, el melodrama comienza a tomar forma y ritmo alrededor de una niña con un don excepcional y un hombre que, atormentado por el pasado familiar, está dispuesto a hacer cualquier cosa para que su sobrina tenga una infancia normal y feliz. Razón por la cual se niega a aceptar el consejo de las autoridades escolares, para inscribir a Mary en una escuela de educación avanzada.
Pero si hay algo en lo que el cine ha ahondado con relativa frecuencia es precisamente en la singular y a veces tormentosa vida a la que aparentemente están destinados estos hombres y mujeres con talentos privilegiados.
Resultará inevitable evocar historias como la de John Nash en ‘Una mente brillante’, la de Will en ‘El indomable Will Hunting’ o la de Alan Turing en ‘The Imitation Game’. Por su parte, Webb hace del impulso emocional la principal fortaleza de un relato, que escala en conflicto cuando aparece en escena la abuela de Mary (Lindsay Duncan).
Una mujer que posee el mismo talento que su nieta y que reclama su custodia, para ofrecerle una educación que pueda potenciar sus dones. Los códigos morales y legales se enfrentarán en los tribunales, donde se pone en debate el derecho de una niña a disfrutar de su infancia o adaptarse a un sistema dispuesto a ‘aprovechar’ su talento.